Análisis

Rafael López Charques: «¿El próximo?»

Rafael López Charques: "¿El próximo?"
Supervisores de El Debate

Eso nos preguntamos muchos españoles, cual va a ser el próximo tinglado que van a montar, o el siguiente cuento que nos deleitaran nuestros sufridos políticos, estrategas expertos en materia de desorientación, para mantenernos pendientes de los que a ellos les conviene, tratando así que no nos preocupemos de los que nos interesa a nosotros.
La semana pasada hemos asistido a un ejercicio de distracción del que podemos sacar una clara conclusión. El respeto que tienen al electorado es nulo, solo lo consideran como una masa de gente que puede darles el poder, y ante eso, todo vale con ellos.

Nos referimos al debate montado sobre el debate. No es un juego de palabras, sino la pura verdad. Han mantenido pendientes a los ciudadanos, durante varios días, de cuantos encuentros iba a haber, de quienes intervendrían, de las fechas a celebrarlos, etc. En otras palabras, echando carnaza al pueblo.

La televisión pública anuncia inicialmente su disposición a celebrarlo cualquier el día con el que los que intervendrían se pusiesen de acuerdo, para fijar con posterioridad, el lunes de la última semana de campaña electoral. A continuación otra cadena televisiva anunció que también iba a celebrar un debate el martes de esa misma semana. Bien, hasta ahora todo correcto. Seguidamente la cadena pública, que no se mueve sin el correspondiente permiso previo de la autoridad competente, cambia de opinión y anuncia el debate para la misma fecha en que lo celebrará la otra cadena. Se monta el lógico guirigay y la cadena pública vuelve a cambiar de opinión y lo programa para la fecha inicialmente prevista.

El presidente por casualidad, que al parecer se había negado a dos debates alegando razones de agenda, se ve milagrosamente liberado de sus tareas y ahora los acepta.
Conste que el radical cambio de postura del viajero no nos extraña, estamos acostumbrados a que lo que ahora es blanco mañana puede ser negro o no ser nada. Tampoco lo de la cadena pública, tiene que obedecer a su amo.

La conclusión que sacamos con el lío descrito, es que hay que mantener al personal entretenido. Así no se preocupará de las falsas ofertas, ni se enterará de que hacen lo que le da la gana.

Por ejemplo, el gobierno ha hecho caso omiso por segunda vez de una resolución del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno sobre el uso del avión oficial por su presidente.

¿Sabían que ha trascendido que tan sólo dos de cada diez organizaciones feministas, receptoras de subvenciones públicas, presentan memoria una anual de sus actividades? ¿Consentirlo es buen gobierno?

Los morados, en su deseo de felicidad universal, parece ser que plantean que los alimentos para mascotas paguen un cuatro por cien de IVA, mientras aboga que algunos de consumo humano, curiosamente a los que recurren por necesidad, mucha gente con bajos ingresos paguen el veinte y uno. Mientras que son contrarios a la custodia compartida de los hijos, en caso de ruptura familiar, contemplan en su programa que debe legislarse para evitar que, en tal caso, a ninguno de los conyugues se le pueda obligar a renunciar a su mascota. Somos totalmente partidarios del buen trato a los animales, pero entre ellos y las personas, hay unas diferencias innegables.

Por estos ejemplos que hemos expuesto, de los muchos que podríamos citar, nos hacemos la pregunta que encabeza estas reflexiones, ¿cuál será el próximo esperpento interesado? Aún queda casi una semana de campaña, en la que quemarán sus últimos cartuchos. Tomémoslo con paciencia.

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