Detestados asoladores de España:
Desde mi condición de observador de la triste realidad en la que habéis convertido España os dirijo estas líneas con una serie de recomendaciones que dudo atienda vuestra soberbia, sino siquiera que leáis; no obstante, se las dedico a mis conciudadanos a fin de auxiliarles en la prueba que tienen que afrontar el próximo domingo día 28 ante las urnas.
He expresado mis dudas de que atendáis o leáis estas líneas porque habéis dado sobradas pruebas de que solo atendéis vuestros propios pensamientos y los de vuestro entorno inmediato, pues ¡faltaría más que tuvierais que leer las peroratas de un ciudadano de a pie, y menos ponerlas en práctica! si vosotros os lo sabéis todo y lleváis toda la razón en todo.
Como disculpas para no recibirme alegáis lo atareados que estáis, y más en estas fechas vísperas de elecciones, fácilmente rebatibles por los frutos que los españoles obtenemos de tanta brega, pues como decía el fabulista Iriarte «tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas, quiero, amiga, que me diga, ¿son de alguna utilidad?.
Hablo por experiencia, pues llevo dos años intentando por todos los medios entrevistarme con todos vosotros menos con uno que descarto totalmente, pues su talante inspira menos confianza que el vuestro que me ha obsequiado con una sin par displicencia.
En estos dos años, en los que os he solicitado entrevista para tratar un tema en el que varios de vosotros os habéis pasado por el arco de triunfo un derecho fundamental, cuestión que continúa ocurriendo, me habéis obsequiado con vuestro silencio e indiferencia, ante lo que alerto a mis conciudadanos que, si actuáis así antes de la «fiesta del voto», habrá que atarse los machos después de las elecciones que no necesitáis nada del electorado.
Además de no responder a la obligación de recibir a un ciudadano que os solicita una entrevista para tratar un asunto grave en el que varios de vosotros os habéis pasado por la entrepierna un derecho fundamental regulado consiguientemente por una Ley Orgánica, habéis ofendido reiteradamente la dignidad de un ciudadano español, para vosotros sagrada por gozar de protección constitucional, ignorando por otra parte la frase del científico y escritor alemán del S. XVIII George Cristoph Lichtenberg que «cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto».
Este proceder arroja serias dudas sobre vuestra lucidez mental, bien sea porque no estimáis procedente recibirme para tratar el asunto demostrando que la ley os importa un bledo y que estáis por encima de ella, o porque decidís no ganaros el sueldo atendiendo, ya no a este elector sino a este contribuyente de cuyos impuestos coméis: ¡que os den!.
No es ninguna amenaza sino una profecía la frase de Enrique Tierno Galván «El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla.
En cualquier caso ruego a las instancias judiciales pertinentes tomen cartas en el asunto para depurar las correspondientes responsabilidades, así como solicito la ayuda de cuantos españoles defensores de la dignidad humana se opongan a que España sea una república bananera donde impera la ley de la selva.
En resumen queridos conciudadanos, muchos de vosotros víctimas de cualesquiera otros abusos o errores de esta clase política que nos desgobierna,
¡¡¡que el próximo domingo día 28 voten ellos!!!.
