Análisis

Rafael López Charques: «Pierde España»

Rafael López Charques: "Pierde España"
España: Elecciones generales del 28 de abril de 2019. EP

En este día de reflexión, como pretendemos ser ciudadanos responsables y respetuosos de la mormativa, vamos a hacer lo que nos manda la autoridad competente, reflexionar.

El principal problema que se nos presenta es a que temas les daremos prioridad en reflexiones. Lo que si tenemos claro es que, durante dos semanas, nos han sometido a un continuo bombardeo de ofertas, promesas, acusaciones, contraacusaciones, etc., que en muchas ocasiones nos llevó a pensar que estábamos en un circo de sesión ininterrumpida, y nos ha pasado lo lógico que cabría esperar, que la mayor parte de os ciudadanos quedamos hasta el gorro del tinglado que han montado, y con el que parecían disfrutar.

Lo único que parece seguro es que, por algún tiempo, el bipartidismo se ha acabado en este país. Por lo demás, todo es una incógnita, quizás la mayor en las votaciones de toda nuestra democracia.

Las encuestas no aclaran realmente nada. Tanto puede haber un gobierno de izquierdas, como uno de derechas, máxime teniendo en cuenta que alguna de ellas, que apenas ha trascendido en la prensa, da un número importante de escaños a un partido extraparlamentario. Eso ya lo predijo cierto comentarista cuando fueron las andaluzas; prácticamente nadie le hizo caso, pero acertó con el número exacto de escaños que obtuvo; ahora también ha hecho una predicción, y si acierta al menos sacaremos una conclusión positiva a tener en cuenta, que en nuestro país, las encuestas son un cuento al servicio de quién financia el que se hagan.

Nos han entretenido con dos debates a cuatro, que en verdad solo han servido para evidenciar las carencias intelectuales de los participantes, y mostrar con frecuencia su bajo nivel ético, pues las falsedades y mentiras estuvieron a la orden del día.

¿Qué puede pasar? Esa es la pregunta del millón.
Si el partido rojo logra formar gobierno, será con el apoyo, cuando menos, o incluso participación directa de los morados. Aún así, necesitará el visto bueno de los catalanistas independentistas y de los herederos de los etarras. ¡Menudo batiburrillo! Claro está que cada uno de esos cobrará un peaje.

Lo último quizás sea la explicación de un hecho que nos ha llamado la atención. En el juicio a los golpistas catalanes, se percibe a los acusados muy tranquilos y relajados. No es lo que cabría esperar, teniendo en cuenta que pueden caerles diez, quince, veinte o más años. La explicación razonable es que tengan pactado con los rojos que, los ayudarán a formar gobierno, a cambio de un indulto.

El presidente por accidente interino, acaba de manifestar que el que entren los morados en el gobierno no supone ningún problema. Le creemos. A él solo le importa figurar como presidente y viajar. Si el precio es descolgar el teléfono todas las mañanas y pedir la orden del día, le da igual.

Sin embrago considera un riesgo real, que la derecha se sume a la extrema derecha. ¿Cual es esta última? Que sepamos la formación que creemos que él considera como tal, hasta ahora ha respetado en todo momento la Constitución, y si bien aboga por cambiarla en algunos temas, propone hacerlo de acuerdo con el procedimiento establecido en la misma. Por el contrario varios de sus compañeros de viaje, se la pasarán alegremente por el forro en cuanto puedan.
Los otros dos partidos de derecha o centro derecha parecen dos gallos de pelea. En vez de aparcar sus diferencias y unir sus fuerzas ante lo que puede venir, se desgastan atacándose unas veces sutilmente y otras abiertamente, al tiempo que se ponen zancadillas.

Ante el panorama expuesto nos invade una sensación de tristeza, pues creemos que gane quien gane, solo hay una cosa segura, pierde España.

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