Análisis

F. A. Juan Mata Hernández: «Campeones. Cuando la derrota es una gran victoria»

F. A. Juan Mata Hernández: "Campeones. Cuando la derrota es una gran victoria"
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«que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos...» -Corintios 4:8 y 9-

«Campeones» triunfó; un tema tan arriesgado y poco frecuente en los últimos tiempos que se nos hizo raro escuchar los aplausos al fin de cada proyección. Yo la vi cinco veces y, por alguna razón, se me quedó grabada la imagen de aquellos chicos que competían sin humillar y disfrutaban con la victoria del contrario: una película del más puro calor humano que nos desplaza al paraíso terrenal de la inocencia, mientras gran parte del mundo, sentado sobre los siete pecados capitales, blande los puños con soberbia.

En cierto modo, pienso, es como si de pronto Javier Fesser nos hubiese recordado que en todos nosotros subyace un yin y un yang. Desde la atracción que lo masculino siente hacia lo femenino, tan bien interpretado por Javier Gutiérrez y Athenea Mata, para buscar la armonía en el descubrimiento de unos valores poco apreciados hoy, como la amistad, el esfuerzo y la nobleza, que representaba el equipo de «Los amigos», unos jóvenes con discapacidad intelectual aunque muy capaces de grandes logros.

El mensaje de «Campeones» nos puede ayudar a entender que las crisis de la vida son pasajeras y que la angustia no cabe donde hay armonía. Curiosamente, esa armonía que refleja el grupo de personas a las que solemos mirar con ánimo protector, como si estuviéramos un peldaño por encima de ellos. Voy a tratar de explicarme con un ejemplo: Uno de estos días, durante mi caminata matinal, me crucé con una jovencita invidente que trotaba casi a ritmo de marcha atlética por el barrio del Pilar. Cuando me pareció que iba a tropezar contra un bolardo, le hice una llamada de advertencia en tono de alarma. Ella se detuvo asustada, buscó con su brazo mi cuerpo, agarró mi camisa a la altura del hombro y la agitó con energía al tiempo que exclamaba en tono didáctico: ¡No le han enseñado que a un ciego no se le puede hablar así! Yo ya sabía que ahí hay un obstáculo, pero si creía que iba a chocar contra él debió decirlo con voz más suave. Aclarada la situación, me dio una palmada en la espalda, golpeó con su bastón el suelo, cerró los ojos y se adelantó por la acera con paso rápido. Dudo que la red 5G ofrezca mayor seguridad a los vehículos de conducción automática que la que exhibían las tinieblas aparentes de aquella jovencita.

La pena que nos produce una derrota, el fracaso de un proyecto, la pérdida de algo valioso, son momentos en que es preciso reposar la mente en algo superior. Los creyentes tenemos a nuestro padre Dios, pero también quienes no creen se pueden apoyar en la grandeza del universo. Nadie desea tener aflicciones, pero, ¿por qué son estas vivencias el modo de forjar nuestro carácter reconociéndonos débiles? Si recordamos momentos de ansiedad o pesadumbre finalmente superados, observaríamos cambios asombrosos, y no hubiéramos querido prescindir de la causa que nos ayudó a ser mejores. El viaje del orgullo a la humildad precisa mucho esfuerzo; bien los saben aquellos ídolos de barro que no llegaron a comprender la fragilidad humana, y la fatuidad que suele arrastrar el triunfo.

Porque, como en el sueño de Nabucodonosor interpretado por el profeta Daniel, todos tenemos de algún modo: la cabeza de oro, el torso de plata, las caderas de bronce y las piernas de hierro, pero siempre con pies de barro. «Sic transit gloria mundi» Era la frase que se utilizaba en la coronación del nuevo Papa y la que refleja lo efímero de los éxitos terrenos.

La película ha sido muy galardonada: premios Forqué, Feroz, Goya, Sant Jordi, y Platino, además de su nominación para los Oscar; y quedará como una de las obras cinematográficas de referencia del cine español. Un objetivo para quienes deseen disfrutar del excelente trabajo de estos jóvenes, unos actores de mérito, que desconocían sus elevadas capacidades quizá porque muchos los teníamos calificados como discapacitados. Fue un director arriesgado y valiente quien descubrió ese talento, para mostrarnos que las barreras que nuestro entorno pone a determinadas personas, marginan otras capacidades, dentro de la diversidad que nos enriquece como especie.

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