La ética de VOX está muy por encima de la ambición y el trilerismo del Partido Popular y Ciudadanos.

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Antes de hablar de la configuración del nuevo mapa político, busco en mi trastienda de información el material necesario para el andamiaje de esta especie de torre, no sé si con cimientos sólidos o con alguna zona de arenas movedizas. Según algunos, la idea del Nuevo Orden Mundial es cosa de tontos. Ojalá fuera eso, pero no. Quizá les hagan falta algunos años de investigación periodística de la buena, de esa que está más allá de la información cotidiana y racional, en la que se sustenta la política. Quizá les falte meterse en esas ultracloacas que decretan y promueven ideas, movimientos y cambios, a medio y largo plazo, sin que los políticos de turno se enteren. La situación mundial de hoy no se puede entender sin unir las piezas que se han ido diseñando en los últimos setenta años. Y, créanme, el plan se está ejecutando, con altibajos porque no obedece a una fórmula matemática, pero con una eficacia mucho mayor de la prevista. Solo así se puede entender la injerencia de Macron mostrándole a Albert Rivera “el ojo que todo lo ve” y diciéndole “nada de pactos con Vox”, a unas horas de votar la investidura del Ayuntamiento de la capital de España. Y anteriormente la de Valls, erre que erre con la matraca de tildar a Voz de ultraderechista. ¡Nada menos que el que fue elegido por su conservadurismo! Venimos diciendo a lo largo de varios artículos que Rivera no es de fiar, que es un masoncito a las órdenes de Soros-Rothschild. Ciudadanos es uno de los caballos de Troya de los que quieren dinamitar España. Otro es el PSOE de Sánchez, y el tercero los separatistas catalanes, todos bajo el paraguas del mismo amo, aunque su puesta en escena sea de enemigos irreconciliables.

Volviendo al escenario nacional, estos días he sentido vergüenza ajena y también tristeza, porque algo tan personal como es mi voto en las urnas se estuviera ninguneando. Porque las logias masónicas así lo indican y los aprendices tienen que cumplir. A VOX lo han puesto de vuelta y media, tanto “amigos” como enemigos. Lo de amigos es un decir. ¡Qué pronto abandonamos al equipo cuando no gana! ¡Qué poco duró la ilusión con VOX! Me refiero a los frívolos que no ven más allá de sus narices y abandonan al perdedor aunque sepan que el torneo estaba amañado. Entonces todo se vuelven defectos; lo que ayer era admirable y original hoy se critica y se denuesta. Lo que ayer era necesario y valiente, hoy es cosa de inexpertos. Es el efecto manada. Al final, todos acaban absorbidos por la idea dominante.

Al final hubo acuerdo, pero qué acuerdo. ¿Qué a VOX les perdonan la vida a cambio de sus votos? No he podido enterarme bien, porque la información es contradictoria y no me extrañaría que también fuera “papel mojado”, como en Andalucía, es decir, tomadura de pelo. Por un lado se dice que participarán de manera proporcional en el reparto de consejerías, y por otro que tendrán que acordarlo en los próximos días. En cualquier caso, y sea cual sea el resultado, ha quedado claro quiénes son unos y otros.

Hay que reconocer que Vox está muy por encima de la ambición y el trilerismo del Partido Popular y Ciudadanos. Estos días, los dos de Colón y el intruso –los naranjas obedientes de Soros— se han ido despojando de sus múltiples capas y nos han descubierto que de corazón, poco y de moral, menos. Los tres han dejado ver lo que en esencia es cada uno y los motivos que mueven su interés en el arte de la política, que más que un arte, por lo que estamos viendo más bien parece una feria donde se expone lo peor de la truhanería nacional. La cabezonada de Villacís por querer ser alcaldesa fue otro síntoma malo que nos ha hecho elevarla a la categoría de Rivera.

El mapa de España no es tan rojo como se auguraba hace un par de semanas. Es un consuelo, aunque no exento de una amarga tristeza que cala hasta los huesos, que nunca antes habíamos sentido. Según mi percepción, nunca en nuestra historia democrática la política se había mostrado tan sucia. Se puede decir que la teoría se ha llevado a la práctica con creces. Fue todo –o está siendo, porque aún queda— un ejercicio de compraventa, de chantajes, de traiciones, de exhibir lo peor de la condición humana, cuando debería ser lo contrario. Si esto que estamos viendo estos días es lo mejor de la sociedad, qué pena. Es como para retirarse a una cueva y darse de baja en el archivo del mundo.

Me filtran que las últimas “guarradas” de la izquierda globalista europea, como el fraude electoral de España, entre otras cuestiones, tiene de muy mala milk a Donald Trump, que estaría intentando un ultimátum a las petroleras de Rothschild, lo cual causaría un desabastecimiento de petróleo y gas que provocaría inflación y subida de precios. Parece que de esto hablaron Macron y Sánchez durante la visita de urgencia de este. Otro problema que tiene mucho que ver con el frente derecha-izquierda a nivel global es la penetración de la banca China en la Unión europea que financiaría a la izquierda española a través de Lisboa, comprando deuda pública bloqueada por el BCE, cosa ya anunciada. Parece que esto es un tema aparte, pero está directamente relacionado con VOX y nos ayuda a ver más claramente todos estos chanchullos y órdenes de cordones sanitarios contra la derecha. Me resulta chocante que ciertos comunicadores muy al día en temas de actualidad no sean capaces de ver más allá de lo aparentemente real. ¡El mundo continúa más allá de las Columnas de Hércules! Eso no quiere decir que Rivera no sea un cantamañanas de tomo y lomo, que vendería su alma al diablo para colmar su ambición. Y por si no tuviéramos bastante con su disco rayado y cansino, nos encasquetan a la desertora Arrimadas que dejó en la estacada a los catalanes constitucionalistas, otra ambiciosa “bilderbergiana”. La que protestaba porque los separatistas fregaban con lejía por donde ella pasaba se ha venido a Madrid a desinfectar a los de VOX. Ella como es muy progre y vino de Suiza con la lección bien aprendida se decanta por la izquierda. Hay que ser progre por encima de todo. Por eso anda llorando por las esquinas de la Villa y Corte porque los del orgullo gay le han puesto cordón sanitario y no va a poder exhibirse en la carroza. ¡Pero cómo a ella –se queja—, tan partidaria siempre de la diversidad y de todas esas siglas tan raras que Usía no entiende! ¡Es una ridícula y una frívola! Pero es lo que hay. Así de pobres estamos. Lo bueno que tiene todo esto es que muchos ya se han quitado el disfraz y hemos visto al lobo.

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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