Al fin de mi vida aquí estoy parado
delante de una misteriosa puerta,
y como la han dejado medio abierta,
yo veo una gran luz del otro lado
Ya por muy poco estoy interesado,
y casi nada mi deseo despierta,
y aunque mi carne está ya como muerta
tengo el espíritu muy entusiasmado.
Yo no me imagino ángeles con alas,
y menos aún a demonios cornudos,
con semblantes feroces y ceñudos
que me sometan a torturas malas,
pues yo creo que en las celestes salas
habrá solo reencuentros y saludos.