Joaquim Bosch, juez de Podemos y experto de LaSexta, sugiere ‘bombardear’ el barrio de Salamanca

Joaquim Bosch, juez de Podemos y experto de LaSexta, sugiere 'bombardear' el barrio de Salamanca
Joaquim Bosh y los manifestantes con banderas españolas, contra el Gobierno Sánchez. PD

Una de las frases favoritas de esta esforzada generación, que reconstruyó España y a la que la desidia, sectarismo e ineptitud del Gobierno Sánchez ha condenado a muerte durante la crisis del coronavirus, es que no debe uno meterse mucho con los médicos o con los jueces, porque siempre existe el riesgo de caer en sus manos.

Pues haciendo caso omiso de la sabía recomendación, vamos a meternos con un juez: Joaquim Bosch.

Seguro que no les dice nada el nombre, pero que al ver la foto les ha sonado, sobre todo si antes de terminar indigestados de manipulación, sintonizaban de vez en cuando LaSexta.

Quizá le oyeron decir, a propósito de los golpistas catalanes que «no sería ilegal que en un periodo corto se acordara un tercer grado, que permite pasar parte de la semana fuera del centro penitenciario«.

O que sostener que las manifestaciones del 8M estuvieron el origen del contagio «es una opinión disparatada y absurda».

En el haber de Bosh esta haber calificado, en ‘Al Rojo Vivo‘ de Ferreras, de «preocupante» la situación de la libertad de expresión en España, para concluir tajante: «Dentro de unos años tendremos a centenares de personas condenadas por delitos vinculados a manifestaciones públicas».

Por si alguien se ha despistado, aclaramos que lo soltó Bosch cuando gobernaba Rajoy y la gente se manifestaba dónde, cómo y cuándo quería.

Bosch, un plasta de cuidado en la órbita de Compromis y Podemos, que lleva años ejerciendo de oráculo en los programas de Antonio García Ferreras, acaba de publicar en el diario online de Nacho Escolar un artículo titulado ‘La rebelión de los pijos’.

La pieza es de aupa, no por el calado o la finura literaria, que escasean, sino por el tono y el contenido.

Aunque se frena Bosh, precavido y cobardón, y no llega al extremo de pedir a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y su ex colega Fernando Grande-Marlaska que arrasen el corazón de Madrid, encarnizándose a ser posible en la calle Núñez de Balboa y el Barrio de Salamanca, si niega el derecho a sus vecinos a manifestarse o gozar de la libertad de expresión.

Y todo ello, envolviendo sus argumentos en retórica guerracivilista, apelaciones a la Guerra del 36 y pavadas similares.

Vaya por delante que Joaquim Bosh, valenciano y miembro de Jueces para la Democracia, tenía 10 años cuando murió Franco. Luchar, como no lo haya hecho contra las croquetas y el colesterol, poco debe de haber luchado.

Para que cada cual valore como quiera esta muestra del material humano que puede mañana juzgarle en un tribunal español, dejamos aquí unos fragmentos de su artículo.

Arranca su pieza Bosh‘ diciendo que «ser rico debe ser muy duro para la supervivencia. Y más cuando se reside en el barrio de Salamanca de Madrid, con un precio medio por vivienda de un millón de euros y unos niveles de renta que se encuentran entre los más elevados del país«, ignorante quizá de que entre los vecinos del lugar están:

  • Margarita Robles, ministra de Defensa
  • Pablo Echenique, Podemos.
  • Cristina Almeida, ex ministra socialista
  • Magdalena Valerio, Secretaria de Estado de Seguridad Social del PSOE.
  • José Manuel Freire, portavoz de Sanidad del PSOE de Madrid
  • José Bono, ex ministro socialista.
  • María Llanos, presidenta de Patrimonio Nacional.
  • Miguel Fernández Ordoñez, Ex gobernador del Banco de España
  • Lilyth Verstrynge, asesora de Podemos amiga entrañable de Pablo Iglesias.

Tras ese inicio, comienza la esforzada batalla del juez podemita contra el difunto Franco:

  1. ¿De qué sirve tener un montón de dinero si no puedes salir a gastarlo? ¿Cómo se atreven a decretar un estado de alarma que impide ir a exhibirse al club de campo? ¿Acaso la libertad de los elegidos no consiste en poder ignorar a las autoridades sanitarias? La protesta de la calle Núñez de Balboa está llena de contrastes y de historia.
  2. Durante la guerra los aviones franquistas arrasaron buena parte de los distritos de Madrid, pero recibieron órdenes expresas de no bombardear el barrio de Salamanca. Así, los acaudalados que habían respaldado y financiado el golpe militar pudieron regresar a sus inmuebles intactos, mientras el resto de la ciudad tuvo que afrontar una muy ardua reconstrucción. También en los bombardeos se pueden manifestar diferencias de clase social.
  3. Ese apoyo de los más ricos al dictador fue generosamente recompensado con todo tipo de prebendas, adjudicaciones, concesiones y chanchullos, en el marco de la corrupción estructural del régimen. Era prácticamente imposible consolidar una fortuna sin el beneplácito de los gobernantes. Tras la muerte de Franco, la Transición implicó una apertura en lo político, que posibilitó la entrada en las instituciones de partidos democráticos. En cambio, la continuidad de las élites económicas fue absoluta, más allá de permitir algunas incorporaciones interesadas para mantener su influencia, a través del mecanismo de las puertas giratorias.
  4. Igual que el barrio de Salamanca no podía ser bombardeado, tampoco podían ser cuestionadas las prerrogativas de nuestras élites económicas. Ni en la dictadura, ni con posterioridad. Por eso se mantuvo esencialmente una estructura tributaria que en la práctica supone que las grandes empresas y las grandes fortunas del país apenas paguen impuestos, a diferencia de sus equivalentes en los principales países europeos. Como ya anticipara Antonio Machado, la mentalidad del señorito en España está vinculada a considerar que la patria son sus intereses y no el bienestar de todas las personas.
  5. El egoísmo de clase, la falta de liderazgo moral y la ausencia de empatía hacia los distintos sectores sociales se ha evidenciado sobre todo en situaciones difíciles. Lo pudimos observar durante la última crisis económica, cuando se incrementaron las mayores fortunas del país, aumentaron enormemente las desigualdades sociales y surgieron amplias bolsas de pobreza extrema. Ahora mismo nos encontramos de nuevo en un momento muy delicado, ante el impacto económico de esta pandemia. Habremos de decidir cómo repartimos las cargas, sacrificios y privaciones. Y el gran misterio estriba en si alguien se atreverá por fin a poner el cascabel al gato de nuestras minorías más acomodadas.
  6. Ese es el contexto de las protestas del barrio de Salamanca. Hay demasiadas ventajas que conservar. Desde mi respeto al derecho de manifestación, incluso en estado de alarma (si se adoptan las medidas de protección adecuadas), no puede sorprender que gran parte de la sociedad haya percibido algo más que una mera revuelta callejera. No puede sorprender que haya percibido insolidaridad, clasismo, prepotencia, frivolidad irresponsable, carencia de valores comunitarios, soberbia de casta intocable o desprecio por las normas sanitarias. No puede sorprender que haya percibido ese sentimiento arrogante de quienes se creen por encima de las leyes y del sentido común. Es demasiado impactante la comparación con el valeroso esfuerzo de nuestro personal sanitario para salvar vidas y de tantas otras personas que se están dejando la piel en sus actividades laborales.
  7. Nos lo podemos tomar con humor. Esas algaradas presentan aspectos absurdos, ridículos o surrealistas. Pero nos equivocaremos si no captamos su profundo significado simbólico: la calle Núñez de Balboa es solo la avanzadilla y pronto presenciaremos un despliegue infinitamente superior. Está en juego si nuestras élites económicas amarran o no sus privilegios. El conflicto puede ser muy intenso, porque la experiencia les ha enseñado que la mejor defensa es un buen ataque. Y el áspero debate colectivo que se avecina no será ninguna diversión.
  8. Al empezar una actuación memorable, John Lennon dijo con sorna que quienes ocupaban los asientos más baratos podían aplaudir y los que estaban en los palcos podían hacer sonar sus joyas. En el barrio de Salamanca han seguido ese espíritu y han irrumpido en la vía pública con la cubertería de plata, los palos de golf y el atuendo pijo algo desfasado. Exigen libertad para ir a comprar a sus tiendas selectas. Es una regla humana que nadie renuncia a sus privilegios sin oponer resistencia.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído