La periodista de PRISA le dedica sus envenenadas reflexiones al monarca emérito Juan Carlos I

Las ‘reales’ preocupaciones de Luz Sánchez-Mellado (El País) en una España que no sabe ni cuántos muertos hay por Covid-19

"El virus de su reinado tiene el calibre del elefante que fue a cazar a Botsuana hace ocho años, y aún no ha dado negativo en la PCR"

Las 'reales' preocupaciones de Luz Sánchez-Mellado (El País) en una España que no sabe ni cuántos muertos hay por Covid-19
Luz Sánchez-Mellado y Juan Carlos I.

Hay que reconocerle a la gachí la felicidad que debe reportarle en una España en la que no se sabe cuántos fallecidos por coronavirus hay que su única preocupación sea centrarse en el Rey emérito.

Sí, Luz Sánchez-Mellado, ‘egregia’ columnista de El País, titula este 28 de mayo de 2020 su tribuna de esta guisa ‘Corona virus‘, pero desde luego no es para hablar de la devastación que ha causado la pandemia, sino para despellejar a renglón limpio a Juan Carlos I.

La periodista del diario de PRISA confiesa que pensó en el Borbón padre en los peores momentos del confinamiento casero:

Alguna vez, en lo peor del confinamiento, me dio por pensar qué estaría haciendo el rey emérito. Según las crónicas, Juan Carlos de Borbón pasa el encierro en el palacio de La Zarzuela, al que regresó tras enterrar a su hermana Pilar en enero y pasar varias semanas cazando en fincas de amigos hasta las vísperas del estado de alarma. Ya entonces, presumen quienes dicen saberlo todo, el monarca rumiaba la idea de desaparecer del mapa y retirarse al Caribe a disfrutar su vejez al amor del jet y el yate de algún magnate.

Y seguía devanándose los sesos por saber en qué actividad podría estar ocupando su tiempo Don Juan Carlos I:

Yo, sin embargo, pensaba en qué estaría rumiando el viejo león, enjaulado por un virus al que ni siquiera él es inmune, en la peor hora de su vida, recién repudiado por su propio hijo para no verse salpicado por sus enjuagues y salvar la Corona. Lo imaginaba a ratos, como todos. Ora subiéndose por las paredes de tedio. Ora melancólico añorando paraísos perdidos. Ora muerto de miedo, pena y autoindulgencia mientras extramuros morían solos miles de paisanos de su quinta, entre ellos sus íntimos Carlos Falcó y Alfonso Cortina.

Por supuesto, lo del respeto en el trato a una persona que ha sido monarca español, ya si eso, para otro día:

Dicen que el anciano no está solo del todo. Que come civilizadamente con su aún esposa, Sofía, y su cuñada Irene, presos los tres en la misma cárcel dorada. Que habla con sus hijas y nietos. Que Felipe VI, hijo aparte de rey, le visita. Y que mata el tiempo enganchado al WhatsApp y las videollamadas. No da pena. Tampoco gloria. Esta semana hace un año que anunció su retirada de la vida pública. Desde entonces le hemos visto poco el perfil de las pesetas.

Y sentencia que haga lo que haga, su reinado seguirá siendo un virus de proporciones colosales:

Ahora, con el alivio del encierro, está al caer la primera foto de su vuelta a una calle que dejó de entender hace lustros, los mismos que la calle dejó de disculparle. Llevará mascarilla, guardará distancia, mantendrá regio el porte y campechano el espíritu. Da igual. El virus de su reinado tiene el calibre del elefante que fue a cazar a Botsuana hace ocho años, y aún no ha dado negativo en la PCR.

Te puede interesar

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

Lo más leído