LA TRIBUNA DEL COLUMNISTA

‘El País de los mundos de Sánchez’: solo el diario de PRISA es capaz de salvarle tras la marcha de Nissan

La Razón comenta con mucha ironía que los trabajadores más avispados de esa planta de la Zona Franca de Barcelona se pusieron a buscar empleo en cuando el presidente aseguró la continuidad de sus puestos de trabajo

'El País de los mundos de Sánchez': solo el diario de PRISA es capaz de salvarle tras la marcha de Nissan
Pedro Sánchez sale más que quemado después de su hueca promesa a los trabajadores de Nissan

Una trola más y van…

Como el anuncio de una conocida marca de papatas, decir Pedro Sánchez es decir mentiras, incumplimientos, frases huecas…

El cierre de la planta de Nissan en Barcelona ha pillado de sorpresa a quienes aún no conozcan la naturaleza de un presidente del Gobierno que dice defender la economía española, pero a las primeras de cambio sus sentencias son más endebles que un árbol recién plantado en pleno huracán.

Basta con ver los editoriales de la prensa de papel de este 29 de mayo de 2020 para percatarse de que todo eran signos evidentes de que el Gobierno socialcomunista de Sánchez e Iglesias poco o nada ha hecho para mantener los más de 20.000 empleos, entre directos e indirectos que generaba en territorio español esta empresa.

El editorial de El Mundo subraya la incapacidad del Gobierno de Pedro Sánchez para defender, como ya le ha pasado con el turismo, el sector de la industria automovilística, a pesar de promesas que se han demostrado vacuas:

Cabe señalar la incapacidad del Gobierno para atar su continuidad pese a que el propio Sánchez, tras mantener en enero pasado una reunión con los directivos de la firma en el Foro de Davos, garantizó el futuro de los puestos de trabajo. El Ejecutivo ha pasado de alardear sobre la continuidad de la fábrica a verse forzado a buscar alternativas a contrarreloj. Todo ello en un contexto en el que, a diferencia de países como Alemania o Francia, España aún no ha sido capaz de articular un plan para preservar la viabilidad de la automoción, que aglutina el 10% del PIB. El Gobierno de PSOE-Podemos, al igual que ocurre con el turismo, parece empeñado en despreciar un sector que en abril sufrió una caída de las ventas superior al 96%.

El editorial de ABC subraya que el Ejecutivo socialcomunista no ha hecho nada por retener la planta de Nissan en Barcelona:

Entre el 22 de enero pasado, cuando Pedro Sánchez anunció en las redes sociales que el empleo en la planta de Nissan de Barcelona «estaba garantizado», y el día de ayer, cuando la empresa nipona anunció el cierre de esa planta, algo ha pasado que el presidente del Gobierno debe explicar. Porque si Sánchez fue capaz de proclamar la salvación de la fábrica en Barcelona, ahora debe tener el mismo protagonismo para responder por un cierre que elimina 3.200 empleos directos y 25.000 indirectos.

Es perfectamente posible que el motivo empresarial del cierre sea una pérdida insostenible de productividad en la planta de Nissan en Barcelona. Esta versión de los hechos es, sin embargo, compatible con la responsabilidad política de un Gobierno que ha hecho todo lo que ha estado en su mano para ser antipático con la industria del automóvil. Solo la confusión generada en torno al diésel es suficiente para admitir que, además de causas puramente empresariales, concurre también el escenario incómodo creado por Pedro Sánchez. Por otro lado, ¿qué han hecho el presidente del Gobierno y su ministra de Industria, Reyes Maroto, para evitar este desenlace en Nissan? Nada, pese a que el cierre de la planta catalana estaba sobre la mesa desde hace muchos meses.

La Razón, con mucho cachondeo, afirma que más de un trabajador de Nissan buscó nuevos horizontes laborales desde que Sánchez anunció la continuidad de los empleos:

El pasado 22 de enero a las cinco de la tarde, los más listos de la fábrica de la Zona Franca comenzaron a buscar trabajo fuera de la empresa. Habían leído el mensaje de Pedro Sánchez que decía textualmente en su cuenta: «El mantenimiento del empleo en la planta de Nissan de Barcelona está garantizado». Dada la credibilidad que despierta el Presidente del Gobierno muchos consideraron que estas líneas eran ya la puntilla para la factoría catalana. Cuatro meses más tarde del mensaje de Sánchez, el cierre de la factoría ya es un hecho. Por cierto, como el tuit lo puso desde la cumbre de Davos, el fiasco adquiere dimensión internacional. De nada han servido las presiones de última hora del Secretario General de Industria, Raúl Blanco, amenazando a Nissan con un coste de mil millones si cerraba las instalaciones. Ni siquiera han merecido una respuesta por parte de la empresa.

El País, en cambio, cubre como puede al Gobierno de España en este nuevo despropósito económico con la marcha de Nissan:

La estrategia del Gobierno de España ante un caso traumático como el de Nissan debería ir más allá de una negociación de supervivencia. Hoy, el Ministerio de Industria negocia hasta el último minuto, defiende planes de inversión para salvar el empleo y argumenta, sin duda con excelentes razones, que el coste de cerrar la planta catalana es superior al de mantenerla con otros proyectos viables. Pero en una estrategia de futuro, la política industrial debería desarrollar planes para incentivar el cambio tecnológico de los fabricantes de coches, aportar dinero para investigación ecológica y despejar las dudas sobre la regulación del tráfico limpio en las ciudades. La estrategia del transporte público y privado tiene que responder a un pacto del Gobierno con los municipios. Aclaradas las políticas del transporte, las estrategias empresariales del automóvil deberían ser más seguras y fluidas.

¿Nacionalizar la Nissan? ¡Cómo no se nos ocurrió antes...!

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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