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Rafael López Charques: «¡Manda carallo!»

Rafael López Charques: "¡Manda carallo!"

Los gallegos utilizamos esa exclamación, típica de nuestra tierra, cuando nos enfrentamos a un esperpento. Como pueden suponer cada día es  más oída por estas latitudes, pues al enterarnos por los medios de comunicación de lo que pasa en la querida España, a muchísimos de nosotros no se nos vienen otras palabras a la boca.

Efectivamente, los hechos insólitos y las  manifestaciones grotescas o estrafalarias por parte de muchos de nuestros políticos, no nos permiten decir otra cosa, pues se han convertido en el pan nuestro de cada día.

Lo triste y peligroso del caso es que mucha gente, de lo aburrida que está de tanta monserga empieza a pasar ampliamente de todo. Triste porque supone una despreocupación de temas que más temprano o más tarde le afectarán. Peligroso porque mientras no les demos la importancia requerida y no seamos conscientes del desastre al que nos dirigimos, no reaccionaremos y cuanto más tardemos en hacerlo, más costosa, en todos los sentidos será la solución.

El tema que más preocupa a los ciudadanos en la actualidad, sigue siendo un laberinto indescifrable. Íbamos mejor pero han aparecido rebrotes muy fuertes que podemos considerar como una  nueva epidemia. Un ministro del gobierno ya ha criticado públicamente la actuación del mismo. No conocemos datos esenciales, y con frecuencia los que nos ofrecen son falsos o cuando menos incompletos, mientras seguimos llevando la palma del desaguisado entre los países de nuestro entorno. ¡Manda carallo!

Como no podía ser menos “cum fraude” sigue con sus bien merecidas vacaciones  durante las que ha tenido un regalo, pues su señora va a contar durante al menos algún tiempo, con su segundo sueldo a cargo del erario público. Uno del Instituto de Empresa y el nuevo de impartir un máster en la Universidad Complutense. ¡Manda carallo!

En la situación de destrucción de empleo en que estamos, esa señora con dos sueldos públicos. A más inri hay dudas sobre su titulación, y en consecuencia su capacidad legal para dar los cursos del segundo sueldo. Lo único que ha mostrado es un título en marketing, para el que no se requería ni tener aprobada la selectividad, dado por un centro privado, por lo que no es universitario, ni está homologado, ni es oficial.

Según parece el jefe de los morados ha puesto una denuncia a la persona que considera responsable de los escraches a su dacha, pidiéndole catorce años de cárcel. Si como leen. Comprendan que no podemos decir otra cosa que ¡Manda carallo! El denunciado tiene suerte que no piden para él la guillotina en la plaza pública, como las huestes moradas pedían hace pocos años para los miembros de la casta. Él, que hace y ensalza los escraches, ahora protesta cuando los recibe. De entrada diremos que tiene muy poco espíritu deportivo, pues olvida aquello de que “donde las dan las toman”.

No sabemos cómo interpretarlo, si como una rabieta infantil, o que quiere emular a los matones justicieros (a su modo) del “far west”. Quizás la clave está en que quiere tender una cortina de humo ante los múltiples problemas judiciales que lo están cercando. No olvidemos que el partido y algunos de sus dirigentes están siendo investigados (antes imputados) judicialmente por cuestiones económicas. Parece que el dinero le gusta demasiado hasta a los más puros. ¡Cómo tiene el mismo color para todos!

En definitiva, ¿qué hacen y en consecuencia en que están convirtiendo  nuestro país los políticos, los servidores públicos, que son los que deberían dar ejemplo? Muy sencillo, lo que hacen es tenernos a su servicio.

¡Manda carallo!

Rafael López Charques

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