¡No defiendas a Trump, ataca a China! Ésta parece ser la consigna de los republicanos para la próximas elecciones, instrucciones que parecen no funcionar fuera de Estados Unidos y que probablemente tampoco lo hagan dentro. Nadie puede ignorar los defectos del actual régimen chino, una dictadura repugnante, corrupta, intolerante con la disidencia y opresiva con sus minorías, pero no territorialmente expansionista con la excepción de vecindario inmediato, y por supuesto no ideológicamente atractiva ni para sus propios ciudadanos. Estados Unidos sin embargo, ya no puede seguir reescribiendo la historia mundial ni puede seguir equiparando su interés nacional con la creación y defensa de una paz global. Antes de que el fracaso le obligue a hacerlo, Estados Unidos debería abandonar su arriesgada apuesta por la hegemonía mundial que persigue tras la Guerra Fría. La alternativa debería ser una versión de lo que Yeltsin llamó en 1994 “la paz fría”, y que en los últimos años se ha vuelto más fría y menos pacífica que nunca.
Durante la mayor parte del último medio siglo, uno de los principales objetivos de la política exterior de Washington fue crear más empresas como TikTok. Estados Unidos intentó transformar la China comunista en una sociedad más parecida a la suya: libre, rica y abierta, un lugar donde un don nadie con un poco de inteligencia y las herramientas del capitalismo, pudiera construir negocios. y desarrollar las ideas que cambiaran el mundo; y hasta cierto punto, TikTok es una prueba de que Estados Unidos tuvo éxito. Ésta puede ser made in china pero los estadounidenses lo han aceptado como propia. Mientras que Facebook es para compartir fotos de bebés, Twitter es para despotricar e Instagram es para mostrarse impostado, TikTok tiene una tonta simplicidad: un foro donde puedes bailar desde tu salón, sincronizar los labios con chistes malos, capturar payasadas de animales y compartir otros fragmentos de tu vida personal con desconocidos de todo el mundo.
A primera vista, tal alarma podría parecer paranoia. ¿Cómo pueden ser los videos de unos adolescentes haciendo de adolescentes ser una amenaza para algo? TikTok se ha convertido en un símbolo del desafío que representa la nueva China tecnológica, no para una sociedad más libre, sino para el dominio norteamericano del sector tecnológico. En la actualidad, Internet está dirigido para bien o para mal por corporaciones estadounidenses como Google, Amazon o Facebook, y TikTok es la primera compañía china en abrirse camino en la conciencia global, algo que sus compatriotas, incluida Alibaba, Baidu o Tencent aún tienen que conseguir.
Paradójicamente, lo que suceda con esta esperpéntica aplicación para compartir videos, será una señal de si los dos países se encaminan hacia una cooperación renovada aunque incómoda, o hacia un enfrentamiento entre superpotencias con consecuencias potencialmente desastrosas para la paz y la prosperidad mundiales. El destino de TikTok marcará si China puede continuar su ascenso meteórico y desafiar la primacía global estadounidense. Ninguna otra empresa china se ha acoplado tan íntimamente con nuestras vidas. En una era de tecnologías intrusivas, nuestros ideales se están poniendo a prueba en la forma de gestionar nuestras aplicaciones.
El ascenso de Trump y su feroz discurso han cambiado por completo la imagen de Pekín, pero en ciertos aspectos, TikTok no es más un dolor de cabeza para Washington si lo comparamos con otra compañía china, una que habitualmente está en la mira política, Huawei, cuyo equipamiento se ha estado vendiendo a gobiernos de todo el mundo porque no hay productos occidentales comparables disponibles a un precio similar. La respuesta estadounidense a su expansión no ha sido comercial, sino política, exigiendo a sus aliados prohibir su comercialización por motivos de seguridad. La empresa suministra lo que se conoce como infraestructura crítica, los componentes básicos de los sistemas inalámbricos. Todos los estados deberían tener mucha precaución de que tales redes de comunicaciones vitales pudieran ser vulnerables a posibles intereses extranjeros. Pero el equipo que fabrica Huawei puede ser suministrado también por otras compañías de países más amigables, como la sueca Ericsson, y su equipo puede simplemente reemplazado, como Gran Bretaña está tratando de hacer, siempre y cuando Trump vuelva a ganar en noviembre.
Quizás TikTok, y por extensión, todas las empresas tecnológicas de recopilación de datos, presenten una amenaza para nuestra privacidad y seguridad, aunque lo realmente triste de todo esto es que lleguemos al punto de enfrentarnos al autoritarismo copiando sus métodos. La dictadura china bloquea Facebook, Twitter y otras redes sociales porque sus líderes no tiene la valentía de permitir que su gente decida lo que quieren decir, publicar o ver. El intento de bloquear TikTok por parte de Trump, nos lleva al mismo lugar, donde el estado determina lo que podemos y no podemos hacer en Internet. Esto coloca al gobierno estadounidense en una muy difícil situación para defender los valores de Occidente. ¡Esa no puede ser la manera de enfrentarnos a nuestros miedos!