La simbiosis es todo lo contrario del parasitismo

Manuel del Rosal: «Entre el coronavirus y el parásitus políticus»

Manuel del Rosal: "Entre el coronavirus y el parásitus políticus"

España se encuentra atrapada entre el coronavirus y el “parásitus políticus”

Parásito. “Se dice de un organismo animal o vegetal que vive a costa de otro de distinta especie, alimentándose de él y depauperándolo sin llegar a matarlo”. RAE

Los parásitos se clasifican fundamentalmente en protozoos, helmintos y ectoparásitos. Estos últimos son los que actúan de forma externa sobre el otro animal. Desde la llegada de la democracia a España, un nuevo parásito ha venido a engrosar la lista, su nombre es “Parasitus politicus”.

Este empezó a mostrarse poco a poco en los años de la transición y en este año de 2020 ha alcanzado las más altas cotas, su número es igual al de políticos en el poder, cualquier poder. Pertenece a la clase de ectoparásitos como la pulga, la garrapata, el piojo y los ácaros y tiene la facultad, de la que carecen todos los parásitos, de parasitar a animales de su misma especie, siendo los únicos que parasitan y lo hace hasta la muerte del parasitado. En algunos casos, hasta después de su muerte. Como todos los parásitos, el “parásitus politicus” vive toda su vida a costa del otro al que esquilma hasta el final sin aportarle nada. Este parasito, no solo no aporta nada al pobre que cae en sus redes, sino que nada aporta a la sociedad entera a la que también parasita hasta dejarla en estado famélico.

La simbiosis es todo lo contrario del parasitismo. Mientras el parasitismo es la forma de vida de la persona que vive a costa de otra y se aprovecha de ella, la simbiosis es la ayuda y apoyo mutuo que se establece entre dos personas para beneficiarse mutuamente en su desarrollo vital. En algunas ocasiones puede que un parásito realice una simbiosis por lo que los dos organismos se benefician mutuamente, esta ocasional facultad jamás la realiza el “parasitus politicus” salvo entre ellos mismos. Un político jamás hará simbiosis con el ciudadano. Y esto es así porque el “parásitus políticus” vive gracias a chuparle la sangre al ciudadano y, claro, no va a mejorar su vida, pues ya sabemos que los ectoparásitos viven mejor mientras más débil sea el organismo que están parasitando: La garrapata y la pulga, ectoparásitos al igual que el “parasitus políticus”, viven mejor conforme más débil es la persona a la que parasitan”. Hay dos casos en los que este parásito de la política si realiza una simbiosis; una es para unirse a otro político y beneficiarse ambos a costa de aumentar la debilitación de los ciudadanos parasitados, otra cuando dos partidos de “parásitus políticus” se asocian para obtener beneficios a costa de parasitar aún más a regiones enteras de ciudadanos.

Contra los “parásitus políticus” no hay tratamiento, son peores que la garrapata, la pulga, el piojo y el ácaro que si tienen tratamiento. Y no tienen tratamiento porque quien debería buscar un tratamiento son precisamente los ciudadanos que son parasitados. Y estos, en un ejercicio de estupidez monumental, no solo no buscan el tratamiento y lo aplican, sino que, cada cuatro años, refuerzan el poder parasitario de quienes les están chupando la sangre. “La vida te da sorpresas. Sorpresas te da la vida” canta Rubén Blades en su canción “Pedro Navaja”

Manuel del Rosal

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