El columnista de ABC define al todavía presidente de Cataluña como un "fraude" para el independentismo

Sostres ridiculiza al amortizado Torra con una mofa sobre sus hábitos gastronómicos

"Come mal y en lastimosos restaurantes, con la otra mano en la rodilla, bajando la cabeza en lugar de subir la cuchara y su exagerado modo de abrir la boca no guarda proporción con el tamaño del cubierto"

Sostres ridiculiza al amortizado Torra con una mofa sobre sus hábitos gastronómicos
Salvador Sostres y Quim Torra.

Fiel a su pluma ácida, Salvador Sostres deja hecha un Cristo la imagen de Quim Torra.

El columnista de ABC aprovecha este 18 de septiembre de 2020 la futura inhabilitación del presidente catalán para recordar capítulos personales vividos con este independentista de boquilla pero que, a la hora de la verdad, no ha tenido más remedio que plegarse a la legalidad vigente, exceptuando la ‘travesura’ de los lazos amarillos:

Rememora el periodista catalán que:

Le conocí en 2008, saliendo de Dry Martini, la tarde antes de irme de luna de miel, y le dije que le escribiría un libro sobre la experiencia. Enseguida nos pusimos de acuerdo. Yo entonces escribía en «Avui» y era el más independentista. Quim justo había dejado su cargo de ejecutivo en Winterthur por no quererse ir a vivir a Madrid. Como jefe de estrategia tenía un alto potencial, según la compañía, que le había tenido algunos años en Suiza, formándolo.

Asegura que Torra es un aburrido de tomo y lomo y la experiencia de tener que ir a comer con él no resulta agradable:

Él era un patriotero exaltado, más emocional que elaborado, más por ser algo en la vida, porque su vida no era nada: lo de Madrid fue una excusa y la verdad es que se aburría y el semblante de aburrido nunca se le ha borrado. A veces se queda con la mirada perdida y la cara se le ponía mitad como si le molestara el sol y mitad como si algo le estuviera dando asco pero a suficiente distancia como para no preocuparse demasiado. Nada le divierte. Come mal y en lastimosos restaurantes, con la otra mano en la rodilla, bajando la cabeza en lugar de subir la cuchara y su exagerado modo de abrir la boca no guarda proporción con el tamaño del cubierto. Bebe poco. Más por insustancial que por moderado.

Apunta que lo de ir de víctima ya le sucedió en el ámbito laboral:

Con la indemnización de Winterthur creó la editorial A Contravent, para escenificar su patriotismo, Más que ser un editor, quería ser alguien en el mundillo «indepe» y darle a su vida la emoción que no tenía. Su primer victimismo, falso, parecido aunque no tan grave al de ayer en el Supremo, fue acusar a su antigua empresa de haberlo «ejecutado al alba mientras me encontraba con mi esposa y los niños viviendo en Suiza» cuando en realidad fue él quien decidió no aprovechar el gran ascenso que se le ofreció y la empresa simplemente prescindió de él porque no tenía sentido continuar formándolo para nada. Es su eterna farsa, el mismo patrón repetido hasta convertir una promoción en un fusilamiento.

Asimismo, revela Sostres la sangre de horchata del político separatista:

Durante la promoción del libro, un día me acompañó a la televisión local de Olot. Conducía él y fue una conducción tan apática que, pese a haber salido de Barcelona con dos horas de margen, acabamos llegamos tarde. Ya en Olot, buscando aparcamiento, agotó mi paciencia y de muy malos modos le dije que no se podía tener tan poca sangre en las venas. No se enfadó. Él nunca se enfadaba. Luego nos fuimos a Santa Pau a comer las famosas judías. No sé si alguna otra vez he vuelto a ver una desproporción tan ofensiva como entre aquellas judías tan delicadas y la infame cantidad de alioli que a las pobres se les vino encima. Todo en Torra acaba sepultado por su vulgaridad.

Luego relata como está acostumbrado a saltarse las normas y como otros tienen que pagar sus ruinosas decisiones:

Mi luna de miel había sido un recorrido por colonias y excolonias británicas: Singapur, Sídney y los Estados Unidos; y quería que la foto de la portada fuera el perfil de la Reina de Inglaterra. A Quim le entusiasmó la idea y cuando le advertí de los posibles problemas legales me contestó que si había dejado una multinacional era para hacer lo que le diera la gana. Y el día que acabamos las correcciones, me dijo que había consultado «lo de la Reina» y, como si yo no hubiera anticipado el problema, me mandó que buscara y rápido una alternativa. Quedé tan asombrado que le mandé una foto que mi mujer me había tomado en el Gran Cañón y no añadí ni una palabra.

La editorial fue mal y gobiernos amigos de la Generalitat la acabaron rescatando. No sólo no perdió ni un céntimo sino que se hizo con una sensible cantidad de dinero público, tras haber vivido más de cinco años de la pantomima del emprendedor que invierte en Cultura, y aquel ir suyo por Barcelona como un Medici para que todo aquello lo acabaras pagando tú.

Y ahí a su paso a la política donde no hace nada, cobra un montón y encima con gustos imperiales:

El siguiente peldaño fue medrar en la política y encadenó cargos como presidente de Òmnium Cultural, Director del Centre d’Estudis de Temes Contemporanis y por supuesto fue diputado en el Parlament, siempre con el mismo propósito de hacerse el soldado la causa para no tomar ningún riesgo, trabajar poco o nada, y cobrar un sueldo notable.

Tan notable, de hecho, que entre lo bastante que ingresaba y lo poco que gastaba, por falta de imaginación y por huraño, el verano previo a la pandemia, sabiendo que iba a ser inhabilitado, porque él mismo se había declarado culpable, quiso comprarse una masía en el Ampurdán. Le enseñaron la que había sido de un conocido y acaudalado empresario italiano, pero aunque era una de las más impresionantes de la zona, el president la rechazó porque tenía el jardín demasiado pequeño. Es el mismo Torra que pacta con la CUP o aprueba leyes para limitar el precio de los alquileres, el mismo que exige sacrificios a todo el mundo pero él no tolera un jardín tan pequeño.

Luego pasa a detallar su trayectoria en política y como se ha dedicado a criticar a todos mientras él se mostraba inerte a la hora de actuar:

El que tanto acusó a Artur Mas de autonomista y de haber convertido en una estafa el primer referendo del 9-N de 2014; el que acusó a Puigdemont y a Junqueras de haberse rendido por no haber defendido la declaración de independencia, cuando al fin ha sido el presidente no se ha saltado ni una sola ley y se ha guardado de comprometer su futuro y el de su familia.

Ha dado lecciones a todo el mundo: a unos les ha acusado de blandos y a otros de opresores, pero todo lo que él se ha atrevido a hacer es jugar a pancartitas para que una inhabilitación le cubra gratis con el martirologio del reprimido. Lo que ayer se vio en el Supremo no fue un ensañamiento de «España» con el autogobierno de Cataluña, sino el final de trayecto de un sistema legal paciente, proporcional y homologado que tras muchas advertencias, y muy claras, ha acabado «expulsando» al jugador que hacía rato que iba buscando al árbitro porque estaba agotado, tenía miedo de recibir más patadas, y no quería quedar ante los suyos como un cobarde.

Y concluye que para el independentismo, Torra ha sido un fraude monumental:

Torra será inhabilitado y la sentencia se dará a conocer en los próximos diez días. Una vez más, la Ley hará su camino y no pasará nada. Se utilizarán palabras gruesas y veladas amenazas. Si hay incidentes, volverán las cosas a su cauce. Folclore más o menos incendiario y nada más. No sería de extrañar que algunos quisieran aprovechar la efeméride como revitalizante de su causa mortecina, pero sea lo que sea, será otro fracaso.

Tarde o temprano, la masa independentista tendrá que aceptar que ha sido derrotada, y que sus principales verdugos han sido sus líderes, que han sepultado su judía moral con una terrible montaña de alioli, de cinismo y de apatía. Y ese fraude indisimulado de quien viene a darte las lecciones que tú pagas, y ese jardín tan pequeño para el socio de los okupas y los antisistema, y esa boca tan abierta para no llenar ni media cuchara de la sopa.

El Minuto de Oro de Eduardo García Serrano sobre Torra: "¿Que primero nos llama cerdos y después nos pide que hagamos turismo en Cataluña? Vete a tomar por...."

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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