"Se exige al presidente que se dirija a la ciudadanía en nombre de todos"

La desaparición de Pedro Sánchez desata la crítica de ‘periodistas gubernamentales’ como Pepa Bueno

"Del hiperliderazgo en la primavera compareciendo en larguísimas ruedas de prensa cada semana hemos pasado a la ausencia total de liderazgo en el otoño"

La desaparición de Pedro Sánchez desata la crítica de 'periodistas gubernamentales' como Pepa Bueno
Pedro Sánchez y Pepa Bueno.

Ya reza el clásico que no se puede tapar el sol con un dedo.

Y por mucho que las tribunas de Pepa Bueno en las últimas semanas han ido cargadas de munición en contra de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lo cierto es que este 4 de noviembre de 2020 la articulista de El País critica, aunque sea de forma soterrada al mandatario de La Moncloa, Pedro Sánchez, por haberse lavado las manos en plena segunda oleada de la pandemia por el coronavirus.

Cierto es que su columna arranca con palos a quienes criticaron el mando único y todo lo que se decía sobre el mismo:

Para hacer algo a medias hay que fiarse del otro. O, como mínimo, presumirle la mejor de las intenciones, aunque pueda fallar. Pero la lealtad institucional lleva años desaparecida de España. Hemos desembocado en la segunda ola con la gestión de la pandemia descentralizada y el Gobierno central casi desaparecido. Durante la primera ola, lo más suave que se dijo del estado de la alarma y el mando único era que perseguía una dictadura constitucional.

Se pregunta por el paradero de Pedro Sánchez y lo pone en contexto con otros líderes de la Unión Europea como Alemania, Francia, Italia o Portugal:

Ahora se aprueban reglas en el Consejo Interterritorial de Salud y un nuevo estado de alarma para seis meses que dura cuatro días. Porque Madrid no se leyó la letra pequeña y quiere otras normas y porque Asturias considera que se quedó corto. Del hiperliderazgo en la primavera con Pedro Sánchez compareciendo en larguísimas ruedas de prensa cada semana hemos pasado a la ausencia total de liderazgo en el otoño. Escuchamos a Merkel, Macron, Conte o Costa y a continuación nos esforzamos en trazar el mapa de 17 portavoces para saber dónde estamos nosotros. El respeto a la autonomía de las comunidades no impide, sino que exige mayor coordinación y un presidente que se dirija a la ciudadanía en nombre de todos.

No obstante, acusa a la derecha de haber roto la lealtad institucional:

La lealtad institucional estalló por los aires durante el procés catalán. Pero para entonces llevábamos años en los que el respeto a las instituciones consistía en que el bipartidismo imperfecto se repartiera la tostada. Más que lealtad, era la versión política del chiste del dentista “¿verdad que no vamos a hacernos daño?”. Por no tener, no tenemos ni una memoria democrática compartida. A sacar restos humanos de las cunetas para darles sepultura se le llama reabrir heridas. O en el mejor de los casos, un chasquido de hastío se dibuja en la boca de los liberales de centro, siempre tan neutrales e ideales en la acusación de sectarismo a los demás.

Entiende Pepa Bueno que la idea de la cogobernanza solo será útil cuando se establezcan unas normas claras que faciliten y mejoren la gestión:

El experimento de la cogobernanza en la pandemia puede definir el futuro del complejo Estado español. Pero es preciso que funcione y que se perciba como un instrumento que mejora la gestión y la comunicación de una crisis de esta envergadura. Arbitrando los mecanismos legales para el obligado cumplimiento de los acuerdos y con un liderazgo claro. Lo contrario provoca inevitablemente la sospecha de que todos están buscando la mejor manera de escurrir el bulto y que las decisiones difíciles siempre las tome el otro.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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