"¿No creerá Casado que Iglesias, Junqueras, Sánchez y Otegi se asegurarán de la limpieza de las elecciones y de los plebiscitos, si los hay, en 2023?"

Losantos: «¡Aleluya, Otegi nos democratiza, Rufián sube impuestos en Madrid y Ábalos no cometió delito!»

"En una semana hemos oído al pistolero etarra llamado 'El Gordo', que Zapatero y el reinventado Rubalcaba convirtieron en "hombre de paz", en una alocución emitida por TVE y laSexta"

Losantos: "¡Aleluya, Otegi nos democratiza, Rufián sube impuestos en Madrid y Ábalos no cometió delito!"
Federico Jiménez Losantos, José Luis Ábalos, Gabriel Rufián y Arnaldo Otegi.

Impecable y hasta casi podría decirse que inmejorable síntesis de lo que ha sido la semana del 23-29 de noviembre de 2020 en España.

Federico Jiménez Losantos, en su artículo dominical en Libertad Digital, hace una perfecta radiografía de la situación política que se ha vivido en estos siete días.

El resumen, que el director de ‘Es la Mañana de Federico’ (esRadio) coloca a modo de conclusión de su extenso texto, no admite enmienda alguna porque responde perfectamente a lo que desde Moncloa se ha ejecutado y permitido:

La ETA dice que nos va a democratizar, Rufián sube los impuestos en Madrid y el Tribunal Supremo dice que Ábalos no cometió delito alguno al agasajar y proteger a una delincuente internacional en vez de detenerla, como mandan los convenios internacionales firmados por España. Pero la Oposición espera tranquilamente a ganar las elecciones dentro de tres años. La verdad es que ya no sabe uno si echarse a reír o echarse a llorar.

A Losantos le preocupa sobremanera lo que pueda suceder de aquí a 2023 después de que Pedro Sánchez se haya arrodillado a los caprichos fiscales de un Gabriel Rufián que no quiere que Madrid deje en evidencia a los políticos catalanes que durante décadas han expoliado a base de impuestos a sus administrados:

Tras el humillante episodio de Rufián imponiendo al Gobierno, obediente a sus deseos, la subida de impuestos a la Comunidad de Madrid, ¿no creerá Casado que Iglesias, Junqueras, Sánchez y Otegi se asegurarán de la limpieza de las elecciones y de los plebiscitos, si los hay, en 2023? ¿No pensará que, como él está en proceso de aove presidencial, acreditados enemigos de la Nación y la Libertad como ellos respetarán su cuarentena ideológica o dormición electoral, y entregarán el Poder como Rajoy, entre copas y lloros, sin alertas antifascistas o embutiendo votos en las urnas?

Asimismo, al de esRadio le inquieta la rapidez del Gobierno socialcomunista, sección PSOE, la rapidez en la que han corrido a abrazar los postulados de un partido como Bildu que no deja de ser el heredero político de la banda terrorista ETA:

En una semana hemos oído al pistolero etarra llamado «El Gordo«, que Zapatero y el reinventado Rubalcaba convirtieron en «hombre de paz», en una alocución emitida en directo simultáneamente por la primera cadena de la televisión pública y por laSexta, la de más audiencia entre las privadas, para anunciar su condición de socio de presente y de futuro en el Gobierno de Iglesias, presidido por Sánchez, para «democratizar» el Estado Español. A cambio, Marlaska sigue acercando a casa a los más sanguinarios etarras. Todo el Gobierno, sin excepción audible o escrita, han saludado la entrada del partido de la ETA (al que le dan el pésame si un etarra se suicida) en lo que Iglesias ha llamado, con absoluta precisión, «la dirección del Estado».

Por supuesto, no se olvida del esperpéntico asunto del ‘Delcygate’, con un José Luis Ábalos absuelto de toda responsabilidad, a pesar de que el propio Supremo reconoce que mintió y e incluso enmienda la plana a otro juez por una sentencia poco menos que oligofrénica:

Un juez de los de ahora, del género interpretativo, llegó en una sentencia cariñosa a la peregrina conclusión de que presentarse en Barajas con cuarenta maletas de oro, cocaína y dinero no era pisar suelo español, porque ni el cielo ni el suelo enmoquetado de la sala VIP en que pernoctó Delcy Rodríguez junto al ministro de Fomento, enviado por el presidente del Gobierno y aleccionado por el ministro del Interior, no es territorio español. O sea, que Ábalos abandonó España y se adentró en Babia sin ninguna necesidad. Y Sánchez y Marlaska le gastaron una broma pesada.

El Supremo corrigió al juez Serrano-Arnal, por no decir que lo humilló, recordando que el espacio aéreo de España es territorio español, y que «suelo y vuelo», según fórmula bruñida por años de jurisprudencia, lo acreditan sobradamente. Pero después incurrió en una ridiculez aún mayor, diciendo que Ábalos no cometió delito sino una especie de incorrección política que sólo políticamente debe juzgarse. Y que Ábalos es inocente.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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