Va de adalid de la libertad de expresión.
Pero, curiosamente, pretende amordazar a los miembros del Tribunal Constitucional por su resolución de prohibir las injurias a la bandera de España.
Para Elisa Beni, tertuliana sabelotodo y ‘jurista’ vocacional, resulta que hay que permitir todo tipo de ataques a la enseña patria porque eso va en consonancia con la máxima muestra de lo que supone poder expresarse en este país sin ningún tipo de cortapisas.
Eso sí, en su tribuna de eldiario.es, la periodista ‘tranquiliza’ a quienes tienen por norma respetar y presumir de la bandera de España que ella no pretende coger una cerilla y quemar la misma. Sin embargo, sí que reclama que otros puedan hacerlo con total impunidad:
No he quemado una bandera en mi vida. No voy a hacerlo. No voy a quemar biblias ni coranes. Exijo el derecho a hacerlo de los que así lo consideren. Exijo la libertad de expresión más amplia y, cuando haya dudas, más libertad de expresión. Un exceso de libertad de expresión es muy dudoso que nos haga daño, pero esta «patriótica» y represiva interpretación de lo que puedo hacer para protestar sí.
Elisa Beni se hace preguntas de un niño de primaria sobre si por soltar toda una serie de exabruptos contra la enseña rojigualda o contra las instituciones eso hará que pase a convertirse en una delicuente:
¿Puta bandera? ¿puto gobierno? ¿puto Constitucional? ¿Van a meter a convertir a nadie en delincuente por decir eso? ¿por cagarse en lo más barrido? ¿En serio? No sólo no es civilizado ni democrático sino que conseguirán que nos tengamos que poner todos a la cabeza de una manifestación que ni siquiera deseamos.
Sale en defensa del sindicalista gallego condenado por soltar el exabrupto de que la bandera de España habría que quemarla y esgrime el argumento de que el respeto que se tenga por ese símbolo es un acto de carácter individual:
Entre meternos la bandera por el gaznate, hasta por Navidad, y pretender que un sindicalista es un delincuente por decir que hay que quemarla ¿qué pretenden que hagamos, callarnos y tragar? La bandera es un símbolo y si se ama y se respeta debe ser por respeto y amor a lo que representa, lo cual es un acto de afecto individual.
¡Y atentos a la lección de Derecho que Beni pretende darles a los magistrados del Tribunal Constitucional!
La desafección no es delito, señores. ¿O van a condenar a los magistrados que van a firmarse unos votos particulares argumentando que eso que han votado es una barrabasada? Y el Tribunal Constitucional sin renovar y sin reflejar la sensibilidad de la sociedad a la que sirve.
Para la periodista y tertuliana, medidas como las adoptadas por los miembros del Tribunal Constitucional no hacen más que socavar el prestigio de las institucional y, de paso, porque para eso escribe en el diario de Ignacio Escolar. echa un capote al Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias:
Sigan desprestigiando a las instituciones a las que sirven y luego culpen a los putos rojos del gobierno que son los que, según su torcida mirada, se están cargando la democracia.
EL PASADO ULTRA Y DERECHISTA DE ELISA BENI
Ya lo dice el clásico, que todo el mundo tiene un pasado y en el caso de Elisa Beni la afirmación no iba a ser diferente.
Lo curioso del caso es que la periodista riojana es un caso de metamorfosis digno de análisis. Porque, antes de convertirse en una tertuliana progre, abrazó postulados derechistas.
Fue alumna del Opus Dei (Universidad de Navarra) y profesionalmente se fue fajando en El Faro de Ceuta, La Voz de Almería, La Razón o la revista Época, fundada por el falangista Jaime Campmany, cuando ya estaba bajo la égida del Grupo Intereconomía del editor Julio Ariza.
Durante años trabajó como redactora jefe de continuidad en el semanario Época, donde no la recuerdan con cariño. Un veterano periodista comentaba que:
Se la consideraba muy de confianza de Ariza y todo el mundo procuraba darle de lado… Luego, cuando abandonó esa casa, ponía a parir en twitter al que fue su director y valedor, Germán Yanke, al que destrozó incluso cuando ya había fallecido…
Y hasta acabó tildada como boicoteadora de las exclusivas que llevaban otros compañeros:
Cuando alguien llegaba con una exclusiva o con un buen tema tendía a ponerse envidiosa, y se esmeraba en intentar boicotear el tema.
Por eso, quien la conoce desde sus inicios tiene claro que Beni está condicionada por sus propios complejos y de ahí sus bandazos y renegar de causas pasadas:
En realidad lo que todo ello demuestra son sus enormes complejos.