Raloch

Rafael López Charques: «Vida nueva»

El no gobierno, velando ante todo por su permanencia, porque lógicamente es lo más importante que tiene que hacer

Rafael López Charques: "Vida nueva"

Por estas fechas es muy frecuente que la gente diga “año nuevo, vida nueva “, no siendo más que la expresión de un deseo de que los tiempos venideros sean mejores de los que hemos dejado atrás.

Efectivamente desde hace unos días tenemos vida nueva, pero la cuestión que nos planteamos es que esta que empieza, vaya a ser mejor que la que hemos dejado atrás. No queremos ser agoreros, pero nos tememos que el dicho antes citado haya que acompañarlo con otro, a saber “de mal en peor”

Ciertamente seguimos condicionados por la pandemia, que por mucho que nos digan sigue estando en primera línea. Ya ha aparecido una tercera oleada.

¿Cómo la gestionará el desgobierno? Nos tememos que de la misma manera desastrosa que las dos anteriores.

Aunque es posible que sean más originales y uno de los máximos responsables del tema atribuya el mayor número comparativo de fallecimientos no a que quizás haya habido más cantidad de accidentes de tráfico, como ya hizo hace unos meses, sino a cualquier cosa que se le ocurra en el momento, como al frío intenso que estamos padeciendo, por ejemplo.

El no gobierno, velando ante todo por su permanencia, porque lógicamente es lo más importante que tiene que hacer, ha hecho unos cambios a última hora que no sabemos si son consecuencia de una lógica que debía haber adoptado hace tiempo, una maniobra de distracción, o una componenda para disfrazar un previsible próximo fracaso. Nos referimos al cese del Ministro de Sanidad.

Al citado tenían que haberlo mandado a su casa hace mucho tiempo por su nefasta gestión. Eso se hubiese hecho en cualquier país serio, como premio al destacado lugar, empezando por la cola, en que logró poner a nuestra nación en la crisis sanitaria.

Cesa como ministro pero pasa a ser cabeza de lista de su partido en las próximas elecciones catalanas, sustituyendo al número uno del mismo en la comunidad, que hasta ahora lo era. A este último, al perecer, lo van a compensar nombrándolo ministro. No está mal, ante todo es “no perder comba”

¿Cuál es el verdadero motivo de este cambio?

Algunos pensarán que ha sido un cese discreto del ministro, salvando su honor, por su pésima gestión. Nos extraña bastante pues su incompetencia demostrada al frente del ministerio, no va a subsanarla milagrosamente si accede a dirigir la Generalitat.

Otros creerán que ha sido una maniobra para quitar discretamente de en medio al jefe del partido en Cataluña, y así tener mayor capacidad de actuación en el mismo desde Madrid.

Hay una tercera opción, que creemos es la verdadera. Previendo un fracaso en las citadas elecciones, salvamos del descalabro al que es jefe del partido allí, echamos a las fieras a un ministro con el que no sabemos qué hacer y salvamos nuestro honor responsabilizando del resultado al poco tiempo que tuvo el candidato para darse a conocer a fondo en la comunidad y llegar a todos sus ciudadanos. Jugada perfecta.

Mientras se resuelve ese dilema, estamos enfrascados en otro. Un dirigente morado pregona que “La monarquía divide a votantes de izquierdas y derechas, a las generaciones y a los territorios. La monarquía no es unidad, es división”.

Quedamos asombrados de la fuerza que tiene la monarquía, aunque menos mal que más tiene la república, que parece ser que no divide a nadie, lo que es de agradecer pues si se implantase en nuestro país haría desaparecer a los nacionalismos independentistas.

¿Vida nueva? No sabemos. ¿Sin sentidos viejos? Por descontado.

Rafael López Charques

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído