Raloch

Rafael López Charques: «Basta de engaños»

Al hablar del desgobierno nos referimos al mismo en su totalidad

Rafael López Charques: "Basta de engaños"

Eso es lo que decimos desde hace tiempo muchos compatriotas, cansados no, hartos de los juegos malabares con los que el desgobierno trata de engañarnos, de querer hacernos creer que las cosas van a mejor, cuando la realidad es que, se mire por donde se mire, van a peor.

Al hablar del desgobierno nos referimos al mismo en su totalidad. Tanto los colorados como los morados están a lo suyo, y aunque parece que a veces se enfretan, creemos que solo es un juego cara a la galería para quedar bien. Hoy somos nosotros los buenos, y mañana vosotros.

Nos están machacando continuamente con los problemas económicos y con sus medidas para proteger a los más afectados por la pandemia. Sin embargo hemos hablado con varias personas que están sufriendo en sus negocios la situación y nos dicen que todo lo del desgobierno solo son en su mayor parte, “caralladas” para quedar bien.

No tenemos suficiente conocimiento del tema para poder afirmarlo, pero no nos extrañaría que tengan toda la razón. Nos suben los impuestos y la deuda pública se sitúa en el nivel más alto de toda la serie histórica. El dinero no se emplea en inversión productiva, que sería lo lógico, sino en gastos corrientes del Estado, en gran parte totalmente superfluos. Tenemos un ejecutivo conformado por cuatro vicepresidentes y dieciocho ministros. No está mal, aunque bastantes españoles nos preguntamos que hacen muchos de ellos, aparte de cobrar y gastar dinero.

El ministerio de la desigualdad ha aumentado este año su presupuesto en un ciento cincuenta y siete por cien con respecto al anterior, llegando a casi cuatrocientos cincuenta y un millones y medio. ¿Para qué? Entre otras cosas para pagar un buen sueldo a la niñera de la ministra.

Nos dirán que es un ministerio que lucha por la igualdad de sexos, la no discriminación racial, etc. Todo eso nos parece muy bien, y admitimos que hay hombres machistas, pero por unos no pueden calificar a la totalidad, y ello no les autoriza a querer implantar una igualdad que prime a la mujer, eso sería desigualdad. Por eso no es de extrañar que una verdadera feminista que aún vive, militante ya durante el franquismo en la izquierda, por lo que tuvo serios problemas, no quiera saber nada de ese ministerio.

Para más datos podemos decir que nuestro país ha sido pionero en la promoción de la mujer. Ya en el siglo XVI, Lucia de Medrano Bravo era catedrática de Lenguas Clásicas en la Universidad de Salamanca; igualmente Francisca de Nebrija era catedrática de Retórica en Alcalá de Henares. Había escritoras como Cristobalina Vázquez de Alarcón o María de Zayas, profesoras como Beatriz Galindo, empresarias como Laura Herrera, militares como Catalina de Erasmo, etc.

Si tocamos el tema de las razas, también en el siglo XVI un hombre de color, Juan Latino, fue catedrático universitario de Gramática y Lengua. Tres siglos después, Eusebio Puello y Castro, también de color, alcanzó el grado de mariscal de campo (equivalente al actual general de división), en nuestro ejército.

En definitiva, nuestro país, como tal, nunca ha sido antifeminista ni racista. Hubo y hay casos aislados, no lo podemos negar, pero ello no autoriza a calificar al conjunto. Lo que sí somos masoquistas, todas las críticas que vienen del extranjero nos las tragamos en vez de rebatirlas, para lo que nos sobran argumentos.

Ahora la izquierda, moralmente superior, quiere lavarnos el cerebro, para que nos entre complejo de culpabilidad y eso les ayude a manejarnos a su antojo como pretenden. Si para ello tienen que gastarse parte del presupuesto en tonterías, aún estando con el agua al cuello, se lo gastan.

Por favor, sean honestos, basta de engaños y mentiras.

Rafael López Charques

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído