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Carlos Dávila: «Puigdemont, sí y Cantó, no: ¿cómo es esto?»

El gurucillo Redondo, el maligno individuo que urde todos los ataques a los partidos democráticos (no a los de izquierda que son sus socios) está llamando a las televisiones para que éstas no incluyan  en sus programas a determinadas personas

Carlos Dávila: "Puigdemont, sí y Cantó, no: ¿cómo es esto?"
Toni Cantó y el prófugo Puigdemont. PD

Desde 2017 lleva fugado en Waterloo (por favor: digan Waterloo con “uve”) el delincuente ex-jefe de la Generalidad, Puigdemont.

Tiene residencia en esa localidad belga gracias al odio africano que los ciudadanos de ese país nos profesan históricamente a los españoles, y desde esa residencia se acreditó como candidato a las pasadas elecciones europeas, en  las cuales, dicho sea de paso, consiguió un escaño a la cabeza de su partido, agrupación, secta o lo que sea, “Junts” por no se sabe qué. Nadie puso pegas a su alternativa a pesar de su condición nuclear de fugitivo de la Justicia española, y a que, como queda dicho, su domicilio habitual no está comprendido en los límites del Estado español.

A más, a más: hace algunos años, gobernando (o cosa así) el nefasto Rodríguez Zapatero, su vicepresidenta, Teresa Fernández de la Vega, quiso acceder a la representación en  los escaños del Congreso de los Diputados por una circunscripción, Valencia, por la que nunca lo había hecho en dos convocatorias anteriores. Primero, Almería y luego la propia Madrid, habían sido sus listas de preferencia. De la Vega, ahora presidenta del Consejo de Estado, fíjense hasta dónde (de bajo) hemos llegado, ni corta, ni perezosa corrió a censarse en la provincia del Turia, donde no acudía desde pequeñita.

Tuvo, sin embargo, una enorme dificultad: que no encontró a primera vista, lugar donde inscribirse. Pero un familiar cercano, también miembro del PSOE, le susurró que los parientes poseían, a cuarenta kilómetros de la capital, un terrenito con  una barraca que -ese era un detalle preocupante- estaba deshabitada desde tiempo tiempo inmemorial, y en unas condiciones de ruina física muy evidente.

No obstante, y pese a todas estas irregularidades, se le admitió la “legibilidad” y De la Vega fue  diputada. La revista Época, que entonces dirigía este cronista (perdón por la mención personal) publicó tamaña irregularidad, y la señora De la Vega, hoy presidenta del Consejo de Estado, acudió a los tribunales gracias a la ayuda del titular de la Abogacía del Estado.

Perdió en dos instancias y para vergüenza de ese prestigioso Cuerpo de la Administración quedó, según todas las opiniones, el hecho de que una gobernante usara los servicios del Estado para una causa particular.

Son dos hechos incontrovertibles, referentes en la Sala Primera del Tribunal Constitucional  encargada de dilucidar el recurso planteado por el Partido Popular y en su nombre por el profesor de Derecho Constitucional, letrado también de las Cortes Generales, Enrique Arnaldo.

La ponente del caso en el Alto Tribunal ha sido la magistrada María Luisa Balaguer, cooptada en el Senado por el PSOE.

Así que este es el dato. El partido de Pablo Casado ha dado réplica con un recurso en el que ha intervenido, aparte de Arnaldo,  el juez Enrique López, consejero de Justicia de Madrid y responsable de este ámbito en el partido. En suma, dos jueces de los llamados “progresistas” Fernández Flórez y Balaguer se han encargado del asunto.

Flórez es  un personaje muy distinguido de la asociación profesional “Jueces para la Democracia”, de indudables vínculos con el PSOE. En el Gobierno de Sánchez figuran dos ministros: Margarita Robles y Juan Carlos Campo, socios de esta entidad.

La Sala Primera del Tribunal está configurada por seis magistrados presididos por el que lo es del propio Tribunal, González Rivas, cuyos últimas actuaciones no están precisamente cerca del grupo en el que teóricamente estaba encuadrado. Cuatro de estos magistrados se asimilan a lo que se podría llamar el ala “conservadora”, los otros dos en la facción “progresista”. Son, curiosamente, los que se han ocupado del caso.

La maniobra del PSOE “ilegalizando”, gracias al concurso de un juez afecto, las candidaturas de Cantó y Conde, ha sido presentada desde Moncloa como una “victoria democrática”.

Ni siquiera ha tenido en cuenta la opinión de la Junta Electoral Central que sí admitió la presencia en las listas de los dos citados. Ha sido en todo caso un pírrico triunfo que no incide para nada en la campaña de Isabel Diaz Ayuso.

En realidad, este episodio forma parte de la guerra sin fronteras ni límites que ha declarado Pedro Sánchez (Gabilondo es sólo un “serio” monaguillo) a la actual presidenta de Madrid.

“Ésta -ha dicho Ayuso- es únicamente una muestra inicial de la campaña deleznable y asquerosa que ha emprendido Sanchez”.

Y  realmente es así.

Cara al único debate ente todos los candidatos en liza van a menudear las trampas creadas desde la Moncloa.

Solo un dato: el gurucillo Redondo, el maligno individuo que urde todos los ataques a los partidos democráticos (no a los de izquierda que son sus socios) está llamando personalmente o por un colaborador fiel, a las televisiones para que éstas no incluyan  en sus programas a determinadas personas; eso lo hizo hace unos días directamente con un medio al que reprochó que estuviera invitando a Madina, el que fue aspirante a la Secretaría General del PSOE. No paran en barras.

Ni pararán. En la noche del sábado al domingo comienza oficialmente la campaña para los comicios del 4 de mayo.

De entrada, se han instalado, aparte de los perjuicios de la pandemia, dos constancias: la primera, que el voto por correo no es seguro, dado que preside esta institución un colaborador pegado a Sánchez.

La segunda, que el Gobierno está articulando -ya lo hemos visto- una serie interminable de argucias para barrenar la candidatura de Ayuso. La utilización del Poder Judicial (la prueba es el auto de Fernández Flórez) no es la peor de las martingalas que se preparan.

Por lo pronto, quédense con la nueva encuesta que el fiel Tezanos, un prodigio de sectarismo y arbitrariedad pagado con nuestros impuestos, difundirá a poco más de siete días del 4 de mayo, martes. La consigna es ésta: igualdad entre la izquierda y  la derecha. El mensaje tiene una doble intención: animar a la permanencia a ese diez por ciento de la población que votó a Sánchez y ahora recula de su dominio, y sembrar la inquietud en la alternativa de Ayuso.

En esta dirección van a viajar todas las tropelías del infame Sánchez. Muy probablemente le va a salir el tiro por la culata.

Carlos Dávila

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