El riesgo del pucherazo

Ramón Pi: «Dos cautelas ante las elecciones»

Esta sub-raza de políticos no sólo cree que el dinero público no es de nadie, sino que cree, además, que unas elecciones colocan al ganador por encima de la ley y le otorgan luz verde para hacer y deshacer lo que les dé la gana

Ramón Pi: "Dos cautelas ante las elecciones"

El 4 de mayo habrá elecciones autonómicas en Madrid, convocadas por la presidenta Díaz Ayuso ante la probabilidad de una moción de censura  puesta por una coalición de perdedores que contaría con la traición de Ciudadanos (Cs), socio de gobierno del Partido Popular (PP), que contaban hasta ahora con el apoyo parlamentario de Vox.

Los sondeos de las empresas que se dedican a este ejercicio prospectivo señalan que el PP ganará holgadamente, pero sin mayoría absoluta, y dependerá del resultado de Vox que pueda formar Gobierno o no.

Pero hay muchos elementos que impiden  pronosticar un resultado muy probable: la participación, el reparto del voto que pierda Cs, quién recogerá los votos que pierdan los podemitas…, demasiados interrogantes para seguir perdiendo el tiempo con estas cábalas.

¿Los mejores?

En cambio, me permito recomendar una vez más un par de cautelas sobre un error muy extendido que se advierte en cada consulta electoral, que es creer que las elecciones sirven para elegir a los mejores. Esto no es cierto, sobre todo porque las elecciones no están diseñadas para eso, sino para renovar o no la confianza que se otorgó a los gobernantes en las elecciones anteriores: por eso las elecciones en toda democracia han de ser periódicas.

Si las elecciones tuvieran por objeto elegir a los mejores, el cuerpo electoral tendría que estar compuesto por magos y adivinos, no sólo para identificar a esos mejores, sino también para prever posibles giros copernicanos de los elegidos, como ha ocurrido con el hoy presidente del Gobierno, que decía que jamás pactaría con los asalariados de los iraníes y los asesores del dictador venezolano y su sucesor, y luego los hizo ministros.

Un votante con sentido común no debe fiarse de los discursos de los candidatos asesorados por profesionales de decir lo que el público quiere oír, sino que debe poner atención en la biografía política de cada cual, y otorgar su confianza al que haya defendido -con hechos y no con discursos- los valores con los que coincida y, sobre todo, que haya hecho honor a su palabra y no haya sido cazado en una mentira.

Si en una democracia digna de este nombre un político es sorprendido mintiendo, eso es suficiente para que abandone toda actividad pública el resto de su vida, pues no se puede pagar a un mentiroso con el dinero público extraído de todos los ciudadanos vía impuestos.

Así ha ocurrido con políticos europeos que fueron pillados ennobleciendo sus currículos con trolas y adornándolos con títulos que no poseían, o plagiando sus tesis doctorales. Pero eso, que es un dogma en toda democracia, por lo que se ve no rige en España, donde hay políticos que no sólo encargaron la redacción de su tesis a un negro (acepción 17 del DRAE), sino que encargaron al negro que la plagiase porque corría prisa o, aún peor, que no se hubiera molestado en leérsela. O, lo peor de todo, que se la hubiera leído y no hubiese advertido los plagios.

Riesgo de pucherazo

Esta sub-raza de políticos no sólo cree que el dinero público no es de nadie, sino que cree, además, que unas elecciones colocan al ganador por encima de la ley y le otorgan luz verde para hacer y deshacer lo que les dé la gana.

Por eso, estos aspirantes a  déspotas hacen cualquier cosa con tal de ganar las elecciones (si es que no tienen más remedio por pertenecer a un club de naciones democráticas), y no renunciarán ni siquiera al pucherazo como modo de ganarlas. Por ejemplo: si concurre a unas elecciones generales un partido cuyo secretario general pretendió ganar una votación interna en el partido colocando de matute (escondida detrás de una cortina) una urna llena de papeletas con su nombre, votar a ese partido sería propio de personas dispuestas a ser estafadas a las primeras de cambio.

Pues bien, y esta es la segunda cautela que me permito recomendar en estas líneas: este ejemplo lo tenemos entre nosotros, literalmente. Pedro Sánchez Pérez-Castejón pretendió que el Comité Federal del PSOE votase la celebración de un congreso extraordinario para librarse de una censura del Comité Federal del partido que lo iba a descabalgar de la Secretaría General, y al efecto tenía preparada una urna con un resultado favorable a su pretensión oculta tras una mampara. Se descubrió el pastel, y en lugar de expulsar al tramposo del partido, se le dejó viajar por toda España preparando lo que se conoce como unas primarias a la española, que ganó, porque los que votaron creían que la votación es para elegir a los mejores, y muchos militantes de a pie se creyeron la propaganda del ex secretario general (alguien dijo por la radio hace unos días algo tremendo a propósito de las primarias a la española: «Las primeras primarias de que se tiene noticia las ganó Barrabás»).

Las elecciones a la Asamblea autonómica de Madrid del día 4 de mayo significarán mucho en la política nacional, porque así están planteadas las cosas entre nosotros. En términos políticos, estas elecciones serán un examen anticipado de la coalición socialista-comunista-separatista que gobierna España. Por todas las trazas, el hoy ocupante de La Moncloa tiene un interés muy especial en ganarlas. Pues bien, ya existe un precedente de cómo se las gasta este personaje cuando tiene interés en ganar una votación.

Los partidos que compiten con el PSOE harán muy bien en adiestrar a sus interventores y apoderados. De momento, el CIS de Tezanos ya pone en duda que entre PP y Vox se alcance mayoría absoluta.

Ramón Pi

Ramón Pi tiene una dilatada experiencia profesional: en prensa escrita, cronista político en Madrid de Tele/eXprés  y La Vanguardia de su Barcelona natal, redactor-jefe del semanario La Actualidad Española, director de la agencia Multipress y el diario Ya; en radio, creador de las tertulias políticas en la SER con La Trastienda y más tarde con La Espuela, colaborador de Pepa Fernández en No es un día cualquiera de RNE, director de A Fondo, en Radio Intereconomía; en televisión, guionista de Directísimo y Homenaje con José Mª Íñigo en TVE, director y presentador de Argumentos en Popular TV y de Alguien tenía que decirlo en Intereconomía TV. Su natural humildad le impide proclamarse musolari imbatible.

Te puede interesar

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído