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Rafael López Charques: «El principio del fin»

También tiene Sánchez la desvergüenza de premiar con más de ciento sesenta y ocho mil euros al CIS

Rafael López Charques: "El principio del fin"

El resultado, y las consecuencias, de las recientes elecciones a la comunidad madrileña, han abierto una esperanza para España, consistente en que supongan el principio del fin del frentepopulismo, o como nosotros lo hemos bautizado, creemos modestamente con un nombre más apropiado, el izquierdofascismo.

Indudablemente no podemos emborracharnos de alegría, y no ser conscientes de que las elecciones no las ganaron los populares, sino la presidenta de la comunidad; igualmente no las perdieron los socialistas, sino “cum fraude” y sus secuaces. Estas reflexiones tenemos que tenerlas muy presentes; de lo contrario quizás en el futuro tendremos que lamentarnos y consolarnos reconociendo que “nuestro gozo en un pozo”.

La humillación sufrida por el partido socialista es de las que hacen historia. Existente desde hace ciento cuarenta y dos años, se ve superado, porque sacó mayor porcentaje de votos, por otro que solo tiene dos años de existencia. ¿De qué le valió su experiencia? Dicen que “la experiencia es la madre de la ciencia”, hasta a este dicho han dejado en evidencia.

Contra todo comportamiento ético y valiente, “cum fraude”, envuelto en su egocentrismo y narcisismo no ha dado la cara, como si la cosa no fuese con él. Eso sí, tiene la arrogancia de querer expulsar del partido a históricos dirigentes del mismo, quizás para que no lo abandonen como parece ser que van a hacer otros.

También tiene la desvergüenza de premiar con más de ciento sesenta y ocho mil euros al CIS, (¿no estamos en crisis y es imprescindible subir los impuestos?), cuyo director ha demostrado que o bien es un manipulador sin escrúpulos o un incompetente.

Su vicepresidenta primera, en un gran esfuerzo intelectual ha hecho la siguiente reflexión: “A veces el fascismo aparece con la bandera de la libertad. Con la libertad de quienes pensaron que la limpieza que querían hacer en Europa les llevaba a asesinar en los campos de concentración”. Suponemos que no estaba pensando en los tres mayores criminales del siglo XX, Mao, Stalin y Lenin. Es comprensible dado que anda un poco floja en historia, puesto que recuerda muchas cosas, pero parece ser que no se ha enterado del bárbaro bombardeo, durante la guerra civil, por parte de la aviación republicana de la localidad de Cabra, a pesar de que nació en ella. De tal hecho nunca habla.

El ministro de Transportes advierte que “la ultraderecha se alimenta de la división y el odio”. Bueno es saberlo, no todos tienen la suerte del portero de club de alterne, que pasó a ser chófer y guardaespaldas suyo, y fue ascendido a consejero de Renfe, aunque de trenes solo sepa que circulan por vías. Un ejemplo de fomentar la unión…, pero entre los amiguetes.

Como son un ejemplo de respeto y solidaridad, una periodista izquierdofascista ha deseado a los votantes populares “Una buena enfermedad con diagnóstico tardío fruto de los recortes. A todos. Incluidos aquellos con los que tenga el más mínimo trato. Ojalá ser bruja”.

Del ex jefe morado huelga hablar, ya ha maniobrado para asegurarse su proletario nivel de vida. Seguirá con su sueldo de rico, coche y chófer oficial, guardaespaldas, como los ciudadanos de a pie. Además, sin ninguna responsabilidad, ¡a vivir!

¿Qué pasará ahora? Una cosa tenemos muy clara, y es que “cum fraude” no tendrá la dignidad de dimitir o convocar elecciones, después del descomunal batacazo, su orgullo no le permitirá comportarse como un demócrata, además no lo es. Hará lo imposible para mantenerse en su puesto, cederá ante todas las exigencias de los separatistas, de los herederos de etarras y de quienes sean, da igual.

La esperanza de España es que estemos en el principio de su fin.

Rafael López Charques

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