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Rafael López Charques: «El parto de los montes»

¿Cuántas cosas nos prometieron?, ¿cuántas nos han dado?

Rafael López Charques: "El parto de los montes"

Pensando en los aconteceres de nuestro país, se nos vino a la mente una fábula de Esopo, cuyo título creemos muy apropiado para lo que comentaremos, por lo que con él hemos bautizado estas reflexiones.

El fabulista se refiere en ella a aquellos acontecimientos futuros que se pregonan con bombo y platillo, pero que llegado el momento se quedan en nada.

¿No les suena a algo casi cotidiano?, ¿en concreto al comportamiento de nuestro desgobierno? Desde que está en el poder nos ha anunciado, casi un día tras otro, el maravilloso mundo al que nos iba a llevar, pero el tiempo ha ido pasando y todo se ha quedado en “aguas de borrajas”.

¿Cuántas cosas nos prometieron?, ¿cuántas nos han dado? Aun así, siguen con sus cuentos; deben creerse que los ciudadanos somos tontos, pero ya les advertimos que están equivocados. Luego no se quejen.

Este simulacro de gobierno, creemos que es un calificativo apropiado porque hace todo menos gobernar, desde el primer momento se llenó la boca hablando de transparencia, pero ha sido el campeón de la opacidad.

¿Cuántas veces ha comparecido en el Congreso para explicar las medidas que toma? Muchas menos de las que debiera, máxime si tenemos en cuenta la situación en que nos encontramos desde hace año y pico.

Sin embargo ha sido maestro en manejar torticeramente la legislación para intentar hacer lo que le da la gana. Decimos intentar porque a veces les sale el tiro por la culata. Nos referimos, por ejemplo, a la disposición incluida en un Decreto-Ley sobre medidas económicas para contrarrestar los efectos de la pandemia, aprovechada para meter en el CNI al entonces jefe morado y a su gurú particular.

A pesar de las protestas generales los mantuvo, hasta que recientemente el Tribunal Constitucional ha declarado inconstitucional y nula la citada disposición. Nos peguntamos, ¿es lógico utilizar un decreto como el mencionado para introducir a dos compadres en un organismo con funciones tan delicadas?, ¿no les da un mínimo de vergüenza o no la tienen?

Hemos pasado de no pactar nunca con los herederos de los etarras, a acercar a casi todos a su tierra y no solo eso, sino también a ceder la competencia sobre las cárceles al gobierno vasco. No nos sorprendamos cuando empiecen a concederles el tercer grado y prácticamente todos los permisos que quieran. Pero seamos buenos y comprendamos que es humano que puedan pasar algunos ratos con sus familiares. Ya bastante tenemos con los que ellos asesinaron, que no pueden salir de sus tumbas y por lo tanto sus familiares no pueden verlos. Pobrecitos asesinos, cuidémosles, no hay que añadir más dolor, aunque sea el suyo.

El ya no jefe morado nos ha sorprendido con el nuevo rumbo que dicen que posiblemente quiere darle a su vida. Se rumorea que lo contratará una importante cadena televisiva, no olvidemos que él en un tiempo añoraba ser presentador de televisión, propiedad de un millonario que da la casualidad que es muy conocido por su ideología roja. No dudamos que a los cabecillas rojos les va el ser millonarios, para así poder explicar al pueblo lo mal que se pasa siéndolo

También nos ha sorprendido con su nueva imagen. No nos creemos que sea una señal de que se va a reformar. Desde luego su nueva apariencia es copia de la que tenía el padrecito Stalin cuando era joven, si, de ese luchador por la libertad y el proletariado, que llenó los gulags siberianos de todo aquel que se atrevía a dudar de lo que hacía. ¿Lo empieza a imitar abiertamente?

En definitiva, nuestro gozo en un pozo. Seguiremos sufriendo, que “cum fraude” nos venda humo, para así intentar mantenerse lo más posible en el sillón, aunque a veces ya se tambalea, de lo que nos alegramos.

Rafael López Charques

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