LA SEGUNDA DOSIS

Alfonso Rojo: «Con los tontos hemos topado»

La noticia, camuflada entre los chascarrillos sobre el baile de ministros, apareció este 8 de julio de 2021 en algunos periódicos y decía así: “Sánchez urde un plan de ayudas para que vuelvan las empresas a Cataluña”.

Resulta que el presidente socialista estudia con las patronales y la Generalitat catalana apoyos fiscales para facilitar que la mayoría de las 6.200 empresas que salieron escopetadas de Cataluña, asustadas por el ‘procés’ independentista y se han instalado fundamentalmente en Madrid, retornen a Barcelona y alrededores.

O sea, que después de los indultos a los golpistas, lo que va a hacer Sánchez –además de perdonar a Junqueras y compinches la malversación y permitir que vuelvan a abrir ‘embajadas‘ catalanas en el exterior- es subvencionar con nuestros impuestos la vuelta de empresas a la Cataluña independentista.

Y uno imagina que algo así tiene que levantar ampollas en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y otras regiones de España, donde la gente se las ve y se las desea para llegar a fin de mes y la pandemia de coronavirus, la crisis económica y la ineptitud gubernamental han tirado por el desagüe miles de empresas y empresarios.

Uno daba por supuesto que ese ‘andaluz’, del que Jordi Pujol decía que “es un hombre poco hecho que hace cientos de años que pasa hambre y vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual”, se iba a enfadar, aunque fuera del PSOE.

Que esos extremeños y manchegos, que según Quim Torra, expresidente de la Generalitat, “son bestias carroñeras, víboras, hienas con una tara en el ADN”, iban a saltar como un resorte, incluso siendo militantes del PSOE, negándose a que sus impuestos se usen para financiar a los que les insultan.

Pues parece que no. Salen hoy un par de encuestas electorales y titulan los periódicos que Sánchez frena su caída tras la remodelación del Gobierno y hasta recupera un par de escaños.

Siguen diciendo los sondeos que, si hubiera elecciones, el PP ganaría con más de 125 diputados, que sumados a los de VOX, darían mayoría absoluta al centroderecha español, pero no es eso lo que me conmueve hoy.

Lo que me tiene estupefacto es que pueda haber tanto tonto en España.

¿Cómo es posible que, en Andalucía, Extremadura, Castilla-la Mancha e incluso Madrid, por no citar el resto, abunde gente, que, por simple sectarismo, siga dispuesta a votar a favor de Sánchez?

Un misterio, pero España es así.

Hay más gilipollas que botellines de cerveza.

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