LA SEGUNDA DOSIS

Hugo Pereira: «A cada segundo con Sánchez, España empeora»

Que hay desigualdad en España es evidente.

Hay desigualdad, primeramente, ante la Ley pues la justicia no es igual para todos. Y podríamos añadir: para todos aquellos que no formamos parte de la ‘claque’ oficial del Gobierno.

¿De quién depende la Fiscalía?

Pues eso, como decía Sánchez.

¿De quién depende el Consejo General del Poder Judicial? De los políticos. Pues eso.

¿Qué poder trata de atacar y controlar el Poder Ejecutivo, esto es, el Gobierno de Sánchez? El Poder Judicial. Pues eso.

¿Qué es lo primero que hacen los comunistas cuando llegan al poder? Tratan de cambiar la Ley para que les sea favorable. Pedro Castillo, el aprendiz de dictador comunista amigo de Sánchez y Podemos, propugnó, nada más llegar a la Presidencia de Perú, una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución y someterla a sus intereses. Pues eso.

Tampoco hay igualdad en los medios: existe una doble vara de medir extensísima.

Todo lo que hace la derecha está mal y todo lo que hace la izquierda es moralmente correcto. Incluso la corrupción: cuando roban o malversan los progres, bueno, son casos aislados, qué se le va a hacer; cuando roba o malversa la derecha es que son organizaciones delictivas con una tendencia innata a la maldad. Pues eso.

La igualdad de trato también brilla por su ausencia: la dictadura progre de lo políticamente correcto inunda prácticamente todos los ámbitos de la vida política, social e, incluso, económica. Si no piensas, hablas o entiendes como ellos, eres un retrógrado fascista amoral. Esto es lo que hay.

O, mejor dicho, lo que hemos -y estamos- permitiendo que haya.

Otro tipo de desigualdad igualmente importante, peligrosa y, también, muy costosa es la territorial. Que, por cierto, la pagamos todos.

El dinero público no existe, existe el dinero de los contribuyentes. No hay un dinero que caiga del cielo y que sea abstracto, solo existe aquel que el Estado, de forma coactiva, extrae vía impuestos de la ciudadanía. No lo olvidemos.

Este viernes, precisamente, se celebró la Conferencia de Presidentes y para entender qué mensaje oculta es importante tener en cuenta tres piezas clave: Ayuso, Aragonés y Urkullu.

Ayuso no quería ir, aunque finalmente asistió, pues:

1) tuvo que ver al peor Presidente de la Historia

2) tuvo que participar de una teatralidad que no hace más que demostrar la falta de una verdadera cohesión y unidad de España.

Pero finalmente fue, por responsabilidad política, podemos argumentar.

Pero Aragonés, empero, no fue. Por su superioridad moral. Por creerse superior al Presidente del Gobierno de España y ya ni hablar del descrédito que supone, entiende este racista, el estar a la misma categoría que el resto de Presidentes Autonómicos.

Y finalmente se encuentra Urkullu, que de ni imaginar ir a finalmente ir corriendo tras haber comprado al ‘superMoncloa’ -que no Superman- Sánchez consiguiendo ventajas fiscales en la ya de
por sí ventajosa fiscalidad vasca. No solo no hay desigualdad, sino que día a día ésta se agrava.

Estamos gobernados por un Presidente del Gobierno egocéntrico, manipulador y narcisista que hará todo por y para mantenerse en su palacio de la Moncloa y que no dudará, para tal objetivo, en darle rienda suelta a todos los delirios nacionalistas e independentistas que no harán sino destruir al país que preside.

Esto solo ocurre en España. Y porque lo permitimos. Reaccionemos ya.

HUGO PEREIRA

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Los vídeos más vistos

Lo más leído