Raloch

Einstein tenía razón

“Solo hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y no estoy muy seguro de la primera”

Einstein tenía razón

Estábamos leyendo frases célebres de personajes destacados y encontramos una que nos hizo pensar, pero no solo eso, sino que al aplicarla a lo que pasa actualmente en el mundo, y sobre todo en nuestro país, se nos hizo evidente que ponía de manifiesto una gran verdad, por lo que no nos queda otro remedio que darle toda la razón a su autor.

En este caso nos referimos al genial Einstein cuando en una ocasión dijo: “solo hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y no estoy muy seguro de la primera”.

Teniendo en cuenta que según la Real Academia la estupidez es “la torpeza notable en comprender las cosas”, no nos cabe duda de que en nuestro país, al menos la  mayor parte de su clase dirigente, hace cierto el pensamiento del científico, aunque haga más de seis décadas que nos dejó. ¿Se imaginan lo que hubiese dicho si contemplase nuestra actualidad?

Aún con el problema generado, podemos decir a escala mundial, por los recientes acontecimientos en un país asiático, nuestro no ínclito (el serlo hay que merecerlo) jefe político estuvo desaparecido, pero no en combate, sino en un palacete de todos los españoles (lo es, al serlo del Estado), disfrutando de unas vacaciones no merecidas que le pagamos. ¿Nos preguntó si queríamos hacerlo? Diversos estadistas europeos mantuvieron conferencias ente ellos, informaron a sus ciudadanos de lo que pasaba, adelantaron las posiciones que iban a adoptar, etc. Sin embargo “cum fraude”, fiel a su habitual proceder, hizo mutis por el foro y a vivir que son dos días.

Se nos ocurren varias posibles explicaciones para dicha actuación. Quizás se crea un superdotado capaz de ganar siempre y engañar a todos, como cuando nos presentó su caminar detrás del presidente estadunidense como una conferencia entre ambos. Es posible que haya apalabrado más concesiones a frente populistas y separatistas, además de las ya hechas, a cambio de un determinado tiempo en su puesto. Cabe pensar que nos aplique a los españoles, por supuesto a sí mismo no,  el pensamiento del científico y nos considere escasos de mollera. Como todo se pega menos la hermosura, ya ha habido gente que ha pretendido equipararse a él. En concreto parece ser que una fémina, que dicen que es actriz, ha solicitado en las redes sociales, que se firme en apoyo de las mujeres afganas; suponemos que con firmar todos los previsibles problemas que puedan tener las mismas solucionados. Quizás se haya sentido ofendida cuando otra mujer, esta con un cerebro en su sitio, le ha dicho que se deje de firmas, y que si quiere ayudar a las afganas se una a la guerilla que ya se está enfrentando al nuevo régimen. ¿Le hará caso? Seguro que no. Una cosa es el postureo para salir en la prensa y otra arrimar el hombro de verdad. Para colmo parece ser que se ha ofrecido a acoger en su casa a posibles refugiadas, cuando tiene a su madre en una residencia.

No nos puede extrañar nada cuando los morados, después de pregonar que Madrid es una ciudad insegura para las mujeres, instan a la ciudad a que acoja a las previsibles refugiadas del país asiático.

Mientras nos enteramos de esas ocurrencias, una alta carga de una ciudad norteña ha estado muy ocupada en prohibir la fiesta nacional, alegando que los dos último animales lidiados se llamaban “feminista” y “nigeriano”, con lo que la citada estima que «se han cruzado unas líneas que no deberían cruzarse». Ya lo saben, a partir de ahora no llamen, por ejemplo, a su mascota “bonita”, porque todas las personas que se consideren como tales podrán ofenderse.

Indudablemente, a Einstein le sobraba razón.

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