Después de año y medio de pandemia, con los recortes de libertades, de dudosa legalidad, que los sucesivos estados de alarma han supuesto para los ciudadanos, Sánchez cocina con premura, una reforma de la Ley de Seguridad Nacional.
Esta nueva ley que Sánchez guisa, levantó polvareda hace unos meses, pero ya nadie habla de ella; ya no es noticia.
Sin embargo su cocción no ha parado, aunque con el extractor de humos parado, para no hacer ruido, ni llamar la atención.
En esta nueva ley régimen sanchista, se establece que toda persona mayor de edad podrá ser movilizada, estando obligada a la realización de las «prestaciones personales». Además, la nueva norma recogerá también la posibilidad de la requisa temporal (sin indicar plazo de tiempo) de todo tipo de bienes privados, entre los que presuntamente se hallarían las alcancías del cerdito Porki donde los españoles tienen depositados sus ahorros. ¿O acaso las cuentas bancarias, particulares, no son bienes privados susceptibles de ser requisados?
Pero no se preocupen, que los medios de comunicación, entre propios y esquiroles, al servicio del sanchismo, venderán de tal manera la noticia, que la ciudadanía estará ansiosa de que el Líder Supremo, proclame desde su púlpito, el Estado de Crisis.
Sánchez ha conseguido, en tan solo dos años, que el apocalíptico libro “1984” de George Orwell, parezca un cuento de niños.
Pero lo más inquietante de la cuestión es ¿por qué precisamente ahora esa urgente reforma de la ley? Porque si algo hemos aprendido de este individuo, es que no da puntada sin hilo.
Lo que está claro es que el único Estado de Crisis que en estos momentos planea sobre España, es el de la crisis económica, si los mercados y el BCE dejan de alimentar y engordar la obesa y obtusa deuda pública española (entre 300 y 400 millones de euros diarios), y al igual que ya sucedió con Zapatero, no hay dinero para pagar las pensiones y a los funcionarios, por lo que Sánchez se vería obligado a convocar elecciones anticipadas.
¿Sánchez convocar elecciones anticipadas sabiendo que tiene todos los números para perder de golpe el Palacio de la Moncloa, el Palacio de la Mareta en Canarias, el Palacio de las Marismillas en el Parque de Doñana, el Falcón, el helicóptero Super Puma, los viajes horteras al estilo estrella del rock; el jamón Joselito y los chuletones al punto; amén de malograr su desmedido ego, junto con el claqué mediático de palmeros y pelotas que lo reverencia y se revuelca a sus pies?
¡Permítanme que me ría!
Pienso que antes que arriesgarse a perder lo que ya se ha convertido en parte indivisible de su “yo”, la liará parda.
¿Cómo? Pues muy sencillo. Cocinando -a fuego rápido- la Ley de Seguridad Nacional, que una vez aprobada le permitirá proclamar el Estado de Crisis económica cuando nos cierren el grifo del dinero, para presuntamente a continuación, montar el corralito y meter mano legalmente en las huchas de los españoles; aunque eso sí, de una manera verde, digital, inclusiva, y con perspectiva de género.
Por qué si no, a qué tanta prisa por sacar adelante la nueva Ley de Seguridad Nacional.
Pobre cerdito Porki; ¡cómo va a chillar!
Le van a dejar el trasero como un bebedero de patos.