La frase no puede ser más verdadera y ocurrente,
A juicio de Ignacio Camacho, columnista de ABC, Pedro Sánchez ha dejado a sus notables del PSOE como unos meros gestores de las alocadas y desnortadas propuestas de la tropa de Unidas Podemos:
El presidente ha borrado las fronteras entre las dos fuerzas a base de asumir mediante continuas entregas las reclamaciones populistas de la extrema izquierda. Los ministros socialdemócratas han devenido en meros gestores de un modelo socioeconómico ajeno. Tal vez a título personal les compense su progresivo apocamiento pero desde fuera da cierta lástima verlos reducidos a la condición de figurantes de atrezo.
Tampoco le extraña al fino articulista del diario de Vocento el papel desplegado por los socialistas en el Consejo de Ministros porque es casi una asignatura obligatoria el asumir cambios bruscos de opinión sobre cuestiones que no deberían ponerse, en teoría, en tela de juicio:
Para ser ministro de Sánchez por la cuota socialista no sólo hay que acostumbrarse a defender cada día una posición distinta sino que es menester estar dispuesto a perder un pulso cada vez que el jefe lo exija. Pulsos internos, se entiende, que los que se libran contra la oposición siempre sirven de refuerzo. De lo que no hay manera en este Gobierno es de ganarle un envite a los socios de Podemos, que con Pablo Iglesias o con Yolanda Díaz sacan adelante todos los proyectos que se les ponen en el entrecejo.
Las batallas que los ministros socialistas han perdido frente a Podemos sido muchas y en varias cuestiones.
Camacho recuerda como los ya ‘decapitados’ Juan Carlos Campo (Justicia) y Carmen Calvo (vicepresidenta primera) tuvieron que transigir con las leyes feministas y transgénero de Irene Montero (Igualdad), pese a que la ley parecía haberla redactado un crío de 3 años.
Con el tema del desbocamiento del recibo de la luz, a Teresa Ribera, la ministra de Transición Ecológica, también le retorcieron el brazo ante su negativa a plantarle cara a las eléctricas por los beneficios de las mismas.
Nadia Calviño, contrapeso eficiente frente a las veleidades podemitas, también ha sucumbido con el tema de la nueva Ley de Vivienda, incluso también tuvo que claudicar Félix Bolaños (Presidencia), y de la subida del salario mínimo interprofesional. En ambas cuestiones, ha prevalecido para Sánchez el criterio de Unidas Podemos.
Tampoco le ha ido mejor al titular de Seguridad Social, José Luis Escrivá, al que continuamente le han enmendado sus propuestas, incluso antes de que pudieran llegar a debatirse en el Consejo de Ministros.
Lo que a Camacho le llama la atención es que aún existan ministros socialistas que intenten defender sus propuestas pese a saber que Sánchez, si la necesidad le obliga, optará por posicionarse del lado de los podemitas:
Lo sorprendente es que todavía haya en el Gabinete miembros del PSOE empeñados en defender su criterio a sabiendas de que en cualquier debate sus colegas se los van a acabar llevando al huerto. Antes le echaban la culpa a Redondo y su buena sintonía con el caudillo comunista pero ninguno de los dos está ya en activo y los morados continúan imponiendo sus caprichos. Son minoría en el equipo pero saben que en caso de conflicto el presidente va a requerir el sacrificio de disciplina a los de su propio partido.