No se despega de la poltrona ni con agua hirviendo.
Pedro Sánchez sigue diciendo en los diferentes foros a los que acude que su intención es convocar las elecciones en 2023, es decir, agotar sí o sí la legislatura.
Otra cosa será si el presidente del Gobierno será capaz de superar los cuatro frentes que ahora mismo tiene abiertos y que no tienen fácil resolución.
Raúl del Pozo, en su tribuna de El Mundo de este 29 de octubre de 2021 esboza esa lista de complicaciones que Sánchez tiene que abordar si quiere seguir durmiendo en La Moncloa al menos los siguientes 365 días, es decir en 2022.
La primera dificultad tiene nombres y apellidos: Yolanda Díaz y la derogación de la reforma laboral:
Están montando con la reforma laboral un folletín teatral de enredo, un conato de divorcio. Agustín Moreno, ahora en Podemos, dice que Yolanda Díaz trata de derogar la reforma, no de maquillarla, y que si la engañan caerá el Gobierno. Si cayera el Gobierno, que no caerá –aguantará apoyado por los separatistas–, la situación no es como nos la cuenta el presidente, que suda tinta y no sabe salir del lío. Se le sublevan los amigos, los enemigos y los aliados.
Judicialmente, tampoco la cosa pinta mejor con el nuevo revolcón que le ha metido el Tribunal Constitucional:
El segundo estado de alarma también ha sido declarado anticonstitucional. Los jueces se la tienen jurada.
A nivel de previsiones económicas, tercera prueba que se le presenta a Sánchez, el asunto pinta color hormiga:
El gobernador del Banco de España desmonta el bonito cuadro macro que habían montado. El comisario de Economía de la UE avisa de que hay grandes incertidumbres en la economía española. El 70% de los jóvenes no puede abandonar la casa de sus padres y se va de botellón por las restricciones y porque están tiesos.
Y tampoco se presenta sencilla la relación con los socios separatistas, que ya han dicho que la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2022 dependen de unas contraprestaciones, inclusive hasta tener doblada al catalán la serie de una afamada plataforma televisiva, Netflix:
Los del Frankenstein aceleran los chantajes y amenazan con no votar las cuentas. Junqueras les ha recordado que no hace tanto tiempo ellos se opusieron a unos Presupuestos, lo que precipitó las elecciones anticipadas. Como escribe Antich, «ERC incorpora la dosis justa de dramatismo, mientras los negociadores hacen tratos detrás de la tramoya levantada para despistar a la opinión pública y llegar a un acuerdo». Se burlan de Moncloa diciendo que si no les doblan una serie de televisión pueden tumbar el Gobierno. Laura Borràs se asusta a sí misma diciendo que la DUI es más necesaria que nunca.
