Cuando en 2016 se hizo viral las imágenes de una pareja copulando en el metro de Barcelona, Anna Gabriel, entonces diputada de la CUP y hoy, huida de la justicia española, líder sindical en Suiza (lo lleva en el ADN; todo menos doblar el lomo y dar un palo al agua), dijo públicamente que el revuelo que se había montado era por culpa de la moral cristiana.
Como chimpancés salidos
Pues va a ser que no. El revuelo y el escándalo, no fue por “CULPA” de la moral cristiana, sino “GRACIAS” a la moral cristiana que sentó las bases de la educación y el respeto a los demás, así como el orden necesario para que no actuáramos como una manada de chimpancés salidos, copulando, meando y defecando, cuando y donde nos viniese en gana.
La civilización cristiana la más avanzada, y tolerante del Mundo
Afortunadamente, la Civilización Occidental está construida sobre los valores cristianos, y gracias a ello -hoy por hoy- es la más civilizada, avanzada, y tolerante del Mundo.
La Civilización Occidental, heredera de los antiguos reinos de la cristiandad, fue construida hace más de mil años sobre los valores y principios predicados por Jesucristo, y no debe de ser tan mala, a la vista del número de personas que procedentes de otras culturas, se juegan la vida por llegar a vivir aquí; cosa que al revés no sucede ni de casualidad.
De hecho, a aquellos que por las razones legales que sean, no son admitidos, y son devueltos a sus culturas y sensibilidades de origen, hay que sacarlos a rastras.
Pero que no se equivoquen; los cristianos tan solo tenemos otra mejilla que poner; hasta ahí podemos llegar; no más
Las páginas de nuestra historia, con sus luces y sus sombras, están escritas con sangre, sudor y lágrimas, pero ha dado como resultado que hoy la Civilización Occidental sea la más civilizada, avanzada, y tolerante del Mundo…; tolerante, pero de eso a callar y doblegarse ante aquellos que desde dentro, propios y extraños, quieren destruirla, hay un abismo.
Los cristianos podremos poner una vez la otra mejilla, pero para desgracia del envalentonado abofeteador, ya no nos quedan más para presentar, y prueba de ello, la Historia, nuestra Historia, tiene mucho que contar sobre lo que suele pasar al final con los que confunden tolerancia, con debilidad; hacer el primo, con fraternidad.