Un juego de trileros.
Todo un timo de la estampita perpetrado desde La Moncloa a cuenta de la reforma laboral.
Sin embargo Pedro Sánchez obvia algo de cajón, esa máxima de Abraham Lincoln, que reza así: «Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.»
Y con ese asunto, que colea desde que el hoy presidente del Gobierno socialcomunista accedió a la secretaría general del PSOE, el jefe del Ejecutivo ha querido conseguir la cuadratura del círculo intentando vender una derogación a su socio podemita, retoques más o menos de calado entre la tropa socialista y, prácticamente, dejar la reforma en dos remiendos de cara a Europa.
Eduardo Inda, en La Razón, lo cuenta claro este 6 de noviembre de 2021 en su tribuna de La Razón:
Uno de los incontrovertibles dogmas de fe a nivel patrio es que este Gobierno es el Gobierno de la mentira, un Gobierno que afirma una cosa y la contraria en 24 horas tomándonos a los ciudadanos por gilipollas al intentar hacernos ver que lo uno y lo otro es exactamente lo mismo. Y cuando hablo de Gobierno, hablo de Sánchez, Díaz, Irene Montero, Garzón y cía y exceptúo a gente seria como Calviño, Robles, Escrivá, Albares, Raquel Sánchez, Isabel Rodríguez o Planas.
Que los demás son una banda lo demuestra lo acontecido el martes, cuando Sánchez congregó en Moncloa a Calviño, Díaz, Escrivá, María Jesús Montero y Alegría para intentar finiquitar el cisma interno montado a cuenta de la reforma laboral. Del cónclave salieron con un comunicado en el que se aseguraba que «se derogará». Literal. Ni una palabra de más, ni una de menos. Etimológicamente es la anulación de una norma entera y su sustitución por una nueva enterita.
Subraya el también director de Okdiario que, pese a que la palabra ‘derogar’ no admite interpretaciones, no pasaron ni 24 horas y ya el criterio había mutado:
Ni veinticuatro horas después, la que ha organizado todo este pifostio para construir su imagen como foto del cartel electoral podemita en las próximas generales, Yolanda Díaz, reculó en El Objetivo de Ana Pastor y admitió que «técnicamente no se puede derogar la reforma laboral». En realidad, técnicamente sí se puede, lo que sucede es que fácticamente no pueden porque se lo prohíbe esa UE que nos va a soltar 70.000 millones a fondo perdido para sortear el bache provocado por el virus de Xi Jinping.
Inda tiene claro que la imagen que está transmitiendo el gabinete sanchista es la de unos embusteros de tomo y lomo:
Vamos, que son unos trileros y unos troleros. Hay que recordar que dos días antes de la nota fake postConsejo de Ministros Sánchez había reducido la contrarreforma a «algunas cosas». No entiendo a santo de qué emitieron el martes un comunicado que ni sus voceros habituales se atrevieron a propalar a los cuatro vientos porque tienen su orgullo y una cosa es el peloteo y otra bien distinta hacer el ridículo.
Y deja claro que por mucha cháchara y propaganda gubernamental, lo esencial de la reforma impulsada por Fátima Báñez va a quedarse como está:
Lo único cierto es que no van a tocar sensiblemente ninguno de los puntos esenciales de la reforma acometida por Fátima Báñez y bendecida por la UE en ese 2012 para olvidar en el que Rajoy tuvo que dar un timonazo para sortear el Titanic económico que en forma de default le había legado Zapatero.
