El autor de “El Vicario”, Rolf Hochhuth, no sabe, no contesta

“Lutero: el guionista del Holocausto”

Para hacer creíbles las mentiras del presente, es necesario borrar las verdades del pasado

“Lutero: el guionista del Holocausto”

La leyenda negra sobre el supuesto antisemitismo de Pío XII, nace en los años sesenta en Alemania, dentro de los círculos culturales del protestantismo luterano, para posteriormente expandirse por todo el mundo. Y todo ello basado únicamente en una obra de ficción, “El Vicario”, escrita por Rolf Hochhuth; un mediocre autor teatral, criado y educado en la más estricta cultura luterana. La obra teatral de Rolf Hochhuth fue llevada posteriormente a la gran pantalla por Costa Gavras, con el título de “Amén”. Tras su visión dedique un año de mi vida a la búsqueda de la verdad, y cuyo fruto fue la publicación en 2012, del libro “CON ARDIENTE INQUIETUD”.

La Iglesia de Hitler

El antisemitismo visceral que acaba desembocando en el Holocausto, no es un elemento propio del fascismo que surge en la católica Italia, sino que es algo intrínseco al nacional socialismo alemán, acunado y bendecido por la luterana “IGLESIA EVANGÉLICA DE LA ANTIGUA UNIÓN-PRUSIANA”, comandada por el obispo Ludwig Müller, al servicio del nazismo.

Cuatrocientos años antes del “Mein Kampf”

Ha llegado el momento de que hablemos de un libro escrito y publicado en 1543 por Martin Lutero, y cuyo título es «Sobre los judíos y sus mentiras» («Von den Judenundihren Lügen»). Este libro recoge en su capítulo XI una serie de recomendaciones de Lutero, a modo de hoja de ruta, para tratar el “problema judío”. Cuatrocientos años después de su publicación en Alemania -la tierra de Lutero- se pone en marcha la llamada “Solución Final” de Hitler, que pondrá el sangriento broche al Holocausto iniciado “La noche de los cristales rotos”. En 1543 escribió Lutero:

La hoja de ruta del Holocausto: El discurso del odio

«¿Qué debemos hacer, nosotros cristianos, con los judíos, esta gente rechazada y condenada? Dado que viven con nosotros, no osamos tolerar su conducta ahora que estamos al tanto de sus mentiras, sus injurias y sus blasfemias. He aquí mi sincero consejo:

  • En primer lugar, debemos prender fuego sus sinagogas o escuelas y enterrar y tapar con suciedad todo lo que no prendamos fuego, para que ningún hombre vuelva a ver de ellos piedra o ceniza.
  • En segundo lugar, también aconsejo que sus casas sean arrasadas y destruidas. Porque en ellas persiguen los mismos fines que en sus sinagogas. En cambio, deberían ser alojados bajo un techo o en un granero, como los gitanos. Esto les hará ver que ellos no son los amos en nuestro país, como se jactan, sino que están viviendo en el exilio y cautivos, como incesantemente se lamentan de nosotros ante Dios.
  • En tercer lugar, aconsejo que sus libros de plegarias y escritos talmúdicos, por medio de los cuales se enseñan la idolatría, las mentiras, maldiciones y blasfemias, les sean quitados.
  • En cuarto lugar, aconsejo que de ahora en adelante se les prohíba a los rabinos enseñar sobre el dolor de la pérdida de la vida o extremidad. Pues con razón han perdido el derecho a tal oficio.
  • En quinto lugar, que la protección en las carreteras sea abolida completamente para los judíos. No tienen nada que hacer en las afueras de las ciudades dado que no son señores, funcionarios, comerciantes, ni nada por el estilo.
  • En sexto lugar, aconsejo que se les prohíba la usura, y que se les quite todo el dinero y todas las riquezas en plata y oro, y que luego todo esto sea guardado en lugar seguro.
  • En séptimo lugar, recomiendo poner o un mayal o un hacha o una azada o una pala o una rueca o un huso en las manos de judíos y judías jóvenes y fuertes y dejar que coman el pan con el sudor de su rostro, como se le impuso a los hijos de Adán (Gén.3:19). Porque no es apropiado que nosotros, malditos, trabajemos sin descanso en el sudor de nuestros rostros mientras ellos, la santa gente, se pasen las horas haraganeando junto al hogar, dándose festines y expeliendo sus ventosidades, y, como si fuera poco, haciendo alarde con blasfemias de su señoría por encima de los cristianos por medio de nuestro sudor. No, debemos deshacernos de estos perezosos delincuentes por las asentaderas de sus pantalones».

El libro de Lutero como argumento de la defensa de los jerarcas nazis juzgados en Núremberg

Durante el juicio de Núremberg a los jerarcas nazis por crímenes de guerra, algunos de ellos justificaron el asesinato de 6 millones de judíos escudándose en el libro de Lutero “SOBRE LOS JUDÍOS Y SUS MENTIRAS”. En el Tribunal alegaron en su defensa que no habían hecho otra cosa más que ejecutar lo que Martín Lutero había ordenado cuatrocientos años antes.

La falacia protestante del “antisemitismo” de Pío XII y la Iglesia Católica

Curiosamente será también en Alemania, veinte años después del proceso de Núremberg, donde nacerá la falacia del “antisemitismo” de Pío XII y la Iglesia Católica, y todo ello fundamentado en una obra de ficción escrita por Rolf Hochhuth; un mediocre autor teatral, criado y educado en la más estricta cultura luterana. Si tan sensibilizado estaba el dramaturgo alemán con el Holocausto, hubiese sido más coherente, además de fácil, escribir su trabajo teatral, sobre el libro de Lutero y su influencia en el genocidio nazi del pueblo judío; aunque claro, entonces su obra nunca habría tenido el éxito que tuvo en los países protestantes que eran, y siguen siendo, los más ricos y poderosos del mundo.

Ludwig Müller, impuesto por el gobierno nazi como Reichsbischof (Obispo del Reich) de la Iglesia Evangélica Alemana; la Iglesia de Hitler.

El autor de “El Vicario”, Rolf Hochhuth, no sabe, no contesta

Recordemos ahora lo escrito por el periodista y escritor judío Rafael María Stern, a raíz de una entrevista realizada al autor de “El Vicario”, Rolf Hochhuth:

«… A mi pregunta de cuál era su religión, me contestó sencillamente: luterano. En aquel momento comprendí todo lo que significaba Hochhuth, porqué la Iglesia Luterana sirvió a Hitler y a los nazis, mientras que los católicos dirigidos por el cardenal Faulhaber y por el famosísimo obispo de Münster, monseñor Von Galen, se opusieron a Hitler y soportaron la persecución nacionalsocialista. Hablé así a Hochhuth: – “Usted, con su obra teatral, lo que desea es desviar la atención del pasado de su Iglesia, y trata de distorsionar la figura del Papa Pío XII, echar fango sobre él y desprestigiar a la Iglesia Católica”. No obtuve respuesta».

Para hacer creíbles las mentiras del presente, es necesario borrar las verdades del pasado

El célebre autor de “Rebelión en la granja”, el británico George Orwell, escribió: «Para hacer creíbles las mentiras del presente, es necesario borrar las verdades del pasado». Pues bien, por lo que respecta a Pío XII, no han conseguido ni lo uno, ni lo otro; pero miren ustedes por dónde, nos hemos enterado de qué pie cojeaba el fraile Lutero, amén de que la frase de Orwell nos trae a la mente el Proyecto de LEY DE MEMORIA DEMOCRÁTICA que el gobierno de Pedro Sánchez ´guisa´ en estos momentos.

De la incidencia del luteranismo en el racismo histórico anglosajón, existente en EEUU, hablaremos otro día, ya que el tema merece un artículo aparte.

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Autor

Antonio Gil-Terrón Puchades

Antonio Gil-Terrón Puchades (Valencia 1954), poeta, articulista, y ensayista. En la década de los 90 fue columnista de opinión del diario LEVANTE, el periódico LAS PROVINCIAS, y crítico literario de la revista NIGHT. En 1994 le fue concedido el 1º Premio Nacional de Prensa Escrita “Círculo Ahumada”. Ha sido presidente durante más de diez años de la emisora “Inter Valencia Radio 97.7 FM”, y del grupo multimedia de la revista Economía 3. Tiene publicados ocho libros, y ha colaborado en seis. Actualmente escribe en Periodista Digital.

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