Qué es ´el bien común´, más que un juego de palabras pomposamente huecas que sirve de excusa para pisotear una y otra vez, las libertades individuales de las personas.
Pero para que estos atropellos sean posibles y la ciudadanía renuncie voluntariamente a sus derechos más fundamentales, hace falta que exista un estado de miedo generalizado. Y este miedo podrá ser real y justificado, o bien (mejor dicho, mal) creado artificialmente a medida, desde los cuartos oscuros del poder. El miedo, para los autócratas, siempre es necesario, por lo que, si no existe motivo real, habrá que inventarlo, o exagerarlo.
El miedo y su planificada utilización, es el arma populista del siglo XXI, que va a permitir al autócrata de turno la implantación de la dictadura del ´bien común´. Una dictadura que una vez instaurada, y con Montesquieu muerto y enterrado boca abajo, no nos la vamos a quitar de encima, ni frotando con salfumán.
Una dictadura populista y demagógica que tachará de fascistas a todos aquellos que se resistan a su implantación.
Una dictadura en la que, como siempre, mandará un ´iluminado´ con el apoyo de una casta de descastados, focas aplaudidoras a cambio de una sardina, cuyos intereses poco tendrán que ver con el tan cacareado ´bien común´; esa entelequia política que igual vale para un roto que para un descosido. En este caso, más que roto, desgarro, por mucho que nos unten el culo con la vaselina del miedo.