Es el niño en el bautizo, el novio en la boda y el difunto en el funeral.
El afán de protagonismo de Pedro Sánchez alcanza la altura de su Falcon y este 22 de diciembre de 2021 ha optado por querer hurtarle el foco mediático a los niños de San Ildefonso.
Porque mientras los chavales de ese colegio nos empiecen a martillear los tímpanos con el soniquete de ‘miiiiil euros’, jalonado con los premios de enjundia, el presidente del Gobierno estará preparando su particular ‘Lotería de Navidad’.
Y esa ya les digo, queridos lectores, que no les va a gustar nada lo que pueda salir del bombo de la Conferencia de Presidentes.
Porque España llega tarde, igual que sucedió con la primera ola del Covid-19, a la adopción de medidas.
Europa vuelve a ganarnos por la mano y ahora el mandatario de La Moncloa, parapetándose en los presidentes autonómicos, pretende ‘sortear’ entre los ciudadanos una serie de normas a seguir para protegernos ante la nueva variante.
El ‘premio gordo’, Dios no lo quiera, sería un confinamiento estricto, más cerca del vivido en marzo-mayo de 2020.
Pero lo que más se teme como aguinaldo, y Cataluña ya ha enseñado la patita en ese sentido, es el enésimo ataque contra el ocio nocturno y la hostelería.
En las ‘bolas’ gubernamentales están contempladas cuestiones como el toque de queda, la reducción del aforo en los locales o, directamente, volver a prohibir el consumo en los interiores.
Y todo esto lo está sopesando alguien que en reiteradas ocasiones se ha puesto la medalla de que se había derrotado al virus, que la mascarilla ya no era perentoria en los exteriores o que en España éramos la caña en la vacunación.
En realidad, seamos sinceros, a Sánchez no le preocupa tanto el avance del virus como la posibilidad real de aprovecharse del repunte del mismo para recuperar los ‘Aló Presidente’.
Fíjense si está tan adicto a salir por televisión que puso del revés las parrillas de las cadenas el pasado 19 de diciembre de 2021 para anunciar a los españoles que hoy se reuniría con los presidentes autonómicos para analizar la estrategia a seguir.
A nuestro presidente solo le falta salir hoy con un bombo detrás de él y con los mandatarios regionales a modo de niños de San Ildefonso para cantarnos una a una todas las prohibiciones.
Si llega a seguir Iván Redondo, igual la idea hasta prosperaba.
