Que Pedro Sánchez, ´no sabe no contesta´ sobre la filtración al ´sanchista´ EL PAÍS, de una documentación sensible y confidencial de la OTAN, a la que España como miembro tenía acceso al más alto nivel, al tiempo que ningún otro medio, ni nacional ni internacional haya publicado nada de esa misma documentación, resulta cuanto menos revelador, amén de delatador.
Y es que cuando hablamos de medios preferentes y de referencia, entre el poder y la prensa, EL PAÍS es la Moncloa, lo que L’Osservatore Romano es al Vaticano, o el diario ‘Pravda’ al Kremlin. Aún así, Sánchez, mira al suelo y cabecea.
Pero su ´negación´, lejos de ser mínimamente creíble, nos trae a la memoria otras muchas ´negaciones sanchistas´, que ya han pasado a los libros de historia, como aquella de “… si quiere se lo digo cinco veces, o veinte. Con Bildu no vamos a pactar. Con Bildu, se lo repito, no vamos pactar”.
Hay quien opina que esa filtración a EL PAÍS podría ser una especie de torpe venganza ejercida por Pedro Sánchez contra Joe Biden por excluirlo de la vídeo conferencia de líderes de la OTAN, mantenida ´top secret´ por éste con los presidentes de Francia, Italia, Alemania, Reino Unido y Polonia, sobre la crisis en Ucrania, en su condición de miembros de la OTAN. Pero la fama de Sánchez hace tiempo que traspasó fronteras, y Biden lo tiene suficientemente ´calado´ como para invitarlo a una reunión importante y confidencial; bueno, ni a tomar un café.
Si esto es así, y resulta que la filtración a EL PAÍS es porque Pedro Sánchez está enfadado con Joe Biden por sus múltiples y nada disimulados desprecios, pues Sánchez tiene tres trabajos: Enfadarse, desenfadarse, y procura que Biden no se enfade…, aunque para esto último, creo que ya llega tarde. Según cuentan en el Ala Oeste, está con Sánchez que muerde clavos.
Al final ha conseguido que alguien fuera de España se aprenda su nombre y sepan realmente quién y qué es.