Y ganarla la libertad

La guerra la tienen que perder Putin y sus seguidores comunistas

Los servicios de inteligencia de distintos países han acumulado evidencias de esas injerencias rusas en España a cuenta del independentismo

La guerra la tienen que perder Putin y sus seguidores comunistas

La invasión de Ucrania por tropas rusas y la subsiguiente guerra desatada desde hace doce días por Vladimir Putin la tienen que perder el sátrapa petersburgués y todos los seguidores comunistas que le jalean, incluido Pablo Iglesias Turrion y su prole ministerial.

Dividir Ucrania, quedarse con Crimea y el territorio al este del río Dnieper a cambio de parar la masacre sería una victoria de Putin y una derrota de la Unión Europea (UE) -a la que el presidente ruso odia- y de todas las naciones de democracia liberal, forma de gobierno que desprecia el tirano comunista. Por eso tiene razón Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del 78 por ciento del Gobierno de España, cuando el 28 de febrero afirmó en una entrevista a Carlos Franganillo Hernández en RTVE que la UE mantendrá todas las sanciones contra Rusia hasta que Putin no retire sus tropas de toda Ucrania.

La guerra de Putin no es solo contra Ucrania, país europeo que tiene derecho a formar parte de la UE y de la OTAN cuando cumpla los requisitos, sino contra la Europa libre y democrática que comprueba desde hace años cómo Putin la desestabiliza manipulando a la opinión pública, interfiriendo procesos electorales con torticeras maniobras informáticas y jaleando, apoyando y financiando movimientos secesionistas, como el de Cataluña, constatado por la Comisión Especial del Parlamento Europeo sobre Injerencias extranjeras en los procesos democráticos de la UE, quien aprobó la última semana de enero un informe en el que propone que se investiguen “en profundidad” los vínculos del régimen ruso con el independentismo catalán porque a estas alturas quedan pocas dudas de que Rusia ha visto en el secesionismo catalán una oportunidad para desinformar sobre España y desestabilizar la UE.

Los servicios de inteligencia de distintos países han acumulado evidencias de esas injerencias rusas en España a cuenta del independentismo, entre ellas la presencia de agentes rusos en Cataluña en vísperas del 1-O y la proliferación de cuentas y programas robotizados operados desde Rusia y Venezuela para difundir bulos a favor de la causa secesionista, en los que también participaron medios comunistas de comunicación afines a Putin y aplaudidos por Iglesias como Russia Today y Sputnik. Además, el juez que investiga el “Caso Voloh” por desvío de fondos públicos para la huida de Carles Puigdemont i Casamajó señala en uno de sus escritos que un “delegado” de un “grupo de Rusia” ofreció a los secesionistas “contar con 10.000 soldados y pagar la deuda catalana” justo antes de la declaración unilateral de independencia posterior al referéndum de 2017. Y por último, el New York Times ha publicado informes de inteligencia que desvelan reuniones en 2019 de ex agentes rusos de espionaje y funcionarios con Josep Lluis Alay, asesor y emisario de Puigdemont.

Por eso la derrota de Putin tiene que ser también la derrota de Iglesias y de sus sostenedores Miguel Díaz-Canel, en Cuba; Nicolás Mauro, en Venezuela, y Daniel Ortega, en Nicaragua. Y la de Arnaldo Otegui Mondragón-Arrasate (EH Bildu) y Oriol Junqueras Vies (ERC), quienes tuvieron la desfachatez de difundir un video el 25 de febrero, en plena invasión de Ucrania, declarando que “Somos las “naciones” del No a la OTAN” y acompañados por las banderas del País Vasco y la secesionista de Cataluña. Y la derrota del ministro de Consumo, Alberto Garzón Espinosa, que el 25 de febrero encabezó una manifestación en la Puerta del Sol de Madrid “contra la agresión de la OTAN”. Y la de la portavoz de Eh-Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua Arzallus, por oponerse al envío de armas a Ucrania y pedir “soluciones diplomáticas” tras la invasión. Y la de la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra Fernández; y la de la ministra de Igualdad, Irene Montero Gil, y la del ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que avalaron al Grupo de Puebla (congregación de dirigentes populistas y de extrema izquierda de Iberoamérica y España) en un documento que pide abandonar “la vía de la intervención militar y de las sanciones económicas unilaterales contra Rusia, como instrumentos de presión para forzar la salida asimétrica del conflicto con un alto coste de vida para los ciudadanos involucrados”. Hay que tener jeta.

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Autor

Jorge del Corral

Hijo, hermano y padre de periodistas, estudió periodismo en la Escuela Oficial de Madrid. Ha trabajado en cabeceras destacadas como ABC y Ya. Fue uno de los fundadores de Antena 3 TV. Miembro fundador de la Asociación de Periodistas Europeos (APE) y del Grupo Crónica, creador de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión (ATV) y fundador de la Unión de Televisiones Comerciales (UTECA). Un histórico de la agencia EFE, donde fue subdirector y corresponsal en Roma.

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