Tras ver las imágenes publicadas en la prensa marroquí, riéndose de España, tengo que reconocer que Mohamed se la ha metido doblada a ´Sanchinflasmán´, pero no en su culo, sino en el de España.
Presuntamente, a cambio de que no nos mande (de momento) nuevas oleadas de ilegales, a asaltar nuestras fronteras, Pedro Sánchez ha comprometido la posición ´oficial´ de España en el conflicto del Sahara, en beneficio de Marruecos, en contra de la resolución 690 de la ONU que reconoce el derecho del pueblo saharaui a su autodeterminación.
Este tipo de ´negocio´ causó furor en Nueva York, en ´Little Italy´, a principios del siglo pasado, cuando cuatro matones entraban en un comercio, lo destrozaban, para acto seguido, ofrecer ´protección´ al propietario, a cambio de dinero… periódicamente.
El problema de los chantajes es que, una vez te tienen cogido ´el punto´, nunca acaban. Te dejarán respirar durante un tiempo, pero, tarde o temprano, volverán a la carga, y tendrás que pagar de nuevo; así, hasta que no te quede nada. Nada, es decir Ceuta y Melilla; luego le tocará el turno a Canarias… Y la Alhambra, y el Generalife, etc.
Las fronteras se protegen con medidas policiales, o militares si hace falta, pero nunca ´pagando´ al chantajista que te amenaza con violarlas. Porque el ´pago único´ no existe en el chantaje una vez que tragas.
El problema, es que, salvo honrosas excepciones, el político juega a corto plazo, y entre sus prioridades nunca está lo que pase mañana; porque él ya no estará para dar la cara.