En diciembre de 2021, bastante antes del comienzo de la guerra en Ucrania, España alcanzó bajo el gobierno social-comunista de Pedro Sánchez, un IPC del 6´5 anual, la inflación más alta en 30 años, colocando a los españoles a la cabeza del índice de miseria en la Unión Europea. Como no podía ser de otro modo, el anterior récord de inflación se había alcanzado en 1992, también bajo un gobierno del PSOE; el de Felipe González.
Para tener un referente cercano con el que poder comparar, miremos a nuestro vecino de arriba. Francia cerró 2021 con un IPC del 2´8, frente al 6,5 de España, por lo que tampoco le vale a Pedro Sánchez utilizar el comodín del covid-19, ya que Francia también sufrió la pandemia. No le vale, pero lo ha usado con fruición, para ´eso´ y para todo, como ha usado el comodín de Putin, ignorando las fechas del calendario, como si los demás fuéramos imbéciles y no supiésemos contar.
Pero le da igual. El niega con la cabeza, al tiempo que la balancea, arqueando las cejas y poniendo ojos de sorprendido, cada vez que la oposición le canta ´las verdades del barquero´, más las cuarenta, desde la tribuna de oradores. Pero de una manera ´sobrada´, desde la tranquilidad que le da saber que, responda lo que responda en el turno de réplica, los ´aplaudidores´ de su bancada, se van a ´currar la sardina´.
Para concluir, tan solo recordar que la inflación es como el monóxido de carbono; la ruina silenciosa; el impuesto de los pobres, que te ahoga poco a poco, casi sin darte cuenta, hasta que un día ya no te levantas.
Con Sánchez hoy, dos de abril, somos un 9´8% más pobres que hace un año (en febrero de 2021 el IPC era el 0%). Ya sé que no es un consuelo, pero caramba, ¡qué lo disfruten también los que le votaron!