Hay dos maneras de hacer recortes en Educación:
- 1ª Recortar en presupuesto y dotaciones.
- 2ª Recortar en la formación de los alumnos.
En ambos supuestos puede existir una merma en el nivel de preparación del alumnado. En el primero de los casos, posiblemente; en el segundo, seguro.
Y digo que ´posiblemente´ en el primer caso, porque la racionalización del presupuesto, con un mayor control del gasto público, no tiene porque redundar en una merma en la calidad de la enseñanza, si con ese control se consigue una mayor ´eficiencia´ en el resultado. Menos es más.
La diferencia entre ´eficiencia´ y ´eficacia´ es que la eficiencia hace referencia a la consecución de los mismos objetivos, mediante el empleo de un número menor de recursos. Por el contrario, ´la eficacia´ hace referencia a la consecución del mismo objetivo, aunque en el proceso no se hayan utilizado los recursos de manera óptima. Por ejemplo, confundir comer gambas, con formación.
´Eficiencia´, esa palabra que seguramente sonará a ´chino´ a quienes en su vida han trabajado en la empresa privada; esa que, junto con los autónomos, genera riqueza y paga impuestos para mantener ´lo público´.
El plan educativo que ahora propone el gobierno social comunista, ha optado por la segunda opción; es decir, recortar académica y culturalmente, en la formación de los alumnos, sustituyendo ´formación´, por ´implantación ideológica´, al más puro estilo orwelliano. El despotismo de siempre, pero sin ilustrar.
Vamos hacia atrás, como los cangrejos.