Lo único que realmente hace falta para ganar unas elecciones, en un país que sienta delante de los televisores a ocho millones ochocientos mil espectadores para ver saltar desde un helicóptero a la Pantoja, es controlar la radiotelevisión pública, y el reparto del presupuesto de la publicidad institucional en las cadenas de televisión privadas, emisoras de radio del pesebre, y demás medios de desinformación social.
El secreto de un buen puchero no está en su rápido ´emplatado´ y presentación en la mesa.
El secreto está antes, tanto en su laboriosa preparación, como en su lenta y cuidada cocción de las neuronas ciudadanas, para que esté tan bueno que sea capaz de resucitar a los muertos, si hiciese falta.