Andalucía: Certidumbre en tiempos de crisis económica

Andalucía: Certidumbre en tiempos de crisis económica

Cuando uno atiende al contexto, tanto a nivel nacional como internacional, lo que observamos es que, al margen de la situación económica provocada por la pandemia, el planeta vive un momento de excepcional incertidumbre que mantiene inquietos a los agentes económicos. Al igual que la inflación o las roturas en las cadenas de suministro, otros fenómenos, como la incertidumbre política o los conflictos que de esta se derivan, acentúan una problemática que, para algunos economistas, pretende culminar con una nueva crisis económica.

En otras palabras, y atendiendo al deterioro económico registrado durante la pandemia, la economía se enfrenta a un contexto complejo. En este sentido, hablamos de una economía que lucha por recuperarse de la crisis que hemos atravesado estos dos años atrás, a la vez que hablamos de la existencia de numerosos escollos que, derivados del parón vivido durante la pandemia, dificultan la recuperación económica en la que se encuentran inmersas todas las economías en el planeta. Pero por si no teníamos suficiente con esto, otros fenómenos, provocados por nosotros mismos, o situaciones derivadas de nuestras decisiones, siguen lastrando el funcionamiento de las economías.

Y es que debemos ser conscientes de lo que supone reabrir una economía tras un parón como el vivido, así como de lo que supone hacerlo en un escenario en el que impulsamos la demanda con un despliegue de estímulos histórico, no visto anteriormente en otras crisis. Pero si a esta reapertura, y las problemáticas que de esta se suceden, le sumamos los fenómenos no económicos, los cuales, como la guerra de Ucrania, la inestabilidad política, entre otros, siguen sembrando más incertidumbre en este contexto, en el que vemos ya una excepcional incertidumbre, entonces hablamos de un escenario aún más complejo.

Así pues, debemos saber que, en economía, un factor que penaliza sustancialmente el funcionamiento de esta es la incertidumbre. Como sabemos, en la economía desempeñan un papel fundamental las expectativas, y en momentos de extrema incertidumbre, como el actual, las decisiones de consumo, de inversión, entre otras, se posponen, en pro de hacerlas en un escenario en el que haya una mayor seguridad que en el actual. O, dicho de otra manera, a la economía no le gusta la incertidumbre. O así dice una frase repetida a menudo por los agentes económicos y aquellos expertos que estudian esta materia.

Los estudios al respecto señalan el hallazgo de numerosos autores, los cuales han encontrado una relación directa que muestra efectos dañinos en el crecimiento y la inversión en épocas de elevada incertidumbre. Y hay que señalar, además, que no hablamos únicamente de incertidumbre relativa a políticas monetarias, fiscales y regulatorias. Pues encontramos otras fuentes de incertidumbre que, como las políticas gubernamentales; el precio del petróleo, la amenaza de guerra o la inestabilidad política, también generan incentivos para que las empresas retrasen sus decisiones de inversión y contratación, y también para que los hogares recorten el gasto como precaución.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), al igual que lo han señalado numerosos organismos y entidades financieras, confirmaba esa relación directa citada, complementando el análisis con pronósticos que mostraban cómo una economía podía dejar de crecer hasta un 1%, en lo que a PIB se refiere, por la existencia de incertidumbre.

Y hay que decir que esto que digo no solo lo señala el FMI, pues hay otros autores académicos que, como decíamos, han encontrado esas evidencias que confirman no solo cómo los resultados a nivel de empresa y agregados evolucionan en los picos de incertidumbre política, sino que, de la misma manera, se observa cómo la inversión cae cuando hay elecciones generales, al igual que se observa cómo esa existencia de incertidumbre política, con el tiempo, acaba  reduciendo los rendimientos de los activos, entre otras consecuencias.

En resumen, la certidumbre o la incertidumbre, al tratarse de un elemento determinante para el funcionamiento de la propia economía, debemos tenerla en cuenta; máxime tras consultar los estudios mencionados a lo largo de este artículo.

Y en esta misma línea, un hecho con el que abríamos la semana, en el que veíamos una mayoría absoluta del PP en las urnas, propicia un nuevo contexto que, de seguir replicándose en otras comunidades, podría acabar con esa excepcional incertidumbre que llegó a la política española de la mano de una fragmentación partidista, la cual dio lugar a numerosas formaciones nuevas. Pues parece que, atendiendo a los resultados en las últimas elecciones autonómicas, comienza a gestarse una posible vuelta al bipartidismo que, como muestran estos resultados, demanda cada vez más la ciudadanía, teniendo en cuenta la inacción que conlleva depender de tantas otras formaciones políticas, tan distintas en todos los sentidos.

Juanma Moreno, como muestran los resultados con el 100% escrutado, se hace con una mayoría absoluta determinante en Andalucía, lo cual le permite ir en solitario al conformar el Gobierno. Esta situación, y no es porque sea el PP, permite reducir la incertidumbre. Y ello, por el hecho de que esta, de la misma manera que aporta certidumbre, permite la gobernabilidad, con la posibilidad de sacar medidas adelante en un escenario en el que no existen dependencias, bloqueo político por conflictos de intereses, entre otras situaciones provocadas por formaciones “Frankenstein” que lastraban el funcionamiento económico.

Por ello, y por las razones que a lo largo del artículo se muestran, podemos estar a favor o en contra del nuevo Gobierno andaluz, pero la ciencia económica nos muestra que este tipo de situaciones únicamente nos benefician, económicamente hablando.

 

*Francisco Coll Morales es economista y responsable de educación financiera en Rankia.com

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