Isaac Asimov [1920-1992], escritor estadounidense de origen ruso, especialista en novelas de ciencia-ficción y ensayos de divulgación científica, fue el presidente de la Asociación Humanista Estadounidense; una organización de ideología atea militante. Durante toda su vida presumió -además de su ateísmo recalcitrante- de estar por encima del bien y el mal; motivo por el que, tras su muerte, pasó a formar parte del santoral progre de la Santa Caspa.
Pues bien, este ´riguroso´ e ´imparcial´ con ínfulas de historiador, publica un año antes de su muerte un ´tocho´ de casi mil páginas, con el pretencioso título de “CRONOLOGÍA DEL MUNDO”, en el que pretende recoger -´objetivamente´- los acontecimientos más importantes que han marcado la Historia de la Humanidad.
Dicho libro forma parte de mi biblioteca, desde 1992, y ya entonces me sorprendió su falsa ´rigurosidad´. Resulta que el libro está estructurado por fechas, divididas en antes y después de Cristo. Pues bien, cuando llegamos al período comprendido entre el año cero y el cincuenta después de Cristo, todo lo que se le ocurre escribir al ´divo´ es que en esa época hubo en Israel un personaje que se proclamó profeta y fue ajusticiado por los romanos…; y poco más.
O sea, que la persona sobre la que se basa el calendario oficial del mundo actual, y que su pensamiento, recogido en los Evangelios, ha servido para construir la Civilización Occidental y su moral, no merece a juicio de Asimov, más que -escasamente- media página, en un libro de 932.
BIBLIOGRAFÍA: “CRONOLOGÍA DEL MUNDO”, Isaac Asimov, Editorial Ariel, Barcelona, 1992.