Señor presidente: Se calcula que su estancia vacacional en La Mareta va a generar un gasto de 300.000 euros.
Mientras nos exige austeridad, ahorro, solidaridad y ciudades a oscuras, usted se va a Lanzarote a vivir como un sátrapa pagando la factura con los impuestos de todos los ciudadanos. El año pasado su estancia en esa residencia generó una factura en electricidad de 1.475 euros; se supone que este año usted apagarás las luces a las 10 de la noche, ahorrará en el uso de la energía necesaria, bajará las persianas, cerrará los grifos durante algunas horas y pondrá puertas de apertura y cierre automático para que no se le escape ni el frío ni el calor tal y como nos ha impuesto a los ciudadanos.
Eso, en usted, solo se puede suponer porque usted, en su ejercicio cotidiano de falta de respeto a los ciudadanos, de tomadura de pelo; hace lo que le da la gana mientras exige que nosotros cumplamos con sus exigencias de autócrata y sátrapa. Usted, dando muestras de una cara dura de espanto exige, impone, ordena y manda mientras hace lo que se le antoja al margen de esas exigencias, imposiciones, ordenanzas y leyes. Usted nos dice que debemos ahorrar, mientras va a Mallorca en dos Falcon y disfruta de sus vacaciones en una residencia real a cuerpo de rey, sin importarle que esa residencia fuera donada a España por el rey emérito, ese rey al que usted ha atacado por activa y por pasiva.
Usted es un sátrapa “democrático”, uno de esos gobernantes que no se aplican a sí mismos lo que exigen al pueblo que gobiernan, que no preguntan, que no dialogan porque se creen elegidos y al creérselo gobiernan de forma despótica, arbitraria y supremacista haciendo ostentación de su poder, y todo ello pagado con los impuestos de los ciudadanos.
Sr. presidente: empecé a trabajar con 14 años, me jubilé tras 50 años de trabajo y 45 cotización. Durante todos esos años he pagado religiosamente mis impuestos.
En esta ocasión en la que coinciden sus imposiciones y exigencias a los que pagamos impuestos mientras usted, con una falta de respeto descomunal hacia nosotros los ciudadanos, utiliza todo lo que se le antoja para llevar una vida regalada, arrogándose merecedor de todo lo bueno, que no se aplica a sí mismo lo que nos exige a los españoles de a pie, usted ¿se va a aplicar a sí mismo las leyes de ahorro que nos ha impuesto a los ciudadanos? Si no se las ha aplicado nunca, no se las va a aplicar ahora; es por eso por lo que yo, un ciudadano del común indignado hasta la médula por su hipocresía y su desfachatez y por la de su gobierno exijo que mis impuestos no sean utilizados para pagar ni un céntimo de sus doradas vacaciones en Lanzarote.
Atentamente.
MAROGA