Mientras los medios de comunicación social parecen inmersos en una competición suicida de haber quién saca el titular más catastrofista y desesperanzador, una desesperanzadora mayoría de los padres putativos de la patria, sus señorías, nos marranean a diario nuestro frugal desayuno, enchufando sus respectivos ventiladores para así difuminar sus propios excrementos y responsabilidades: ¡Y tú más! ¡Pues anda que tú!
Nos matan -a diario- la esperanza, la ilusión, y las ganas de emprender nada que no sea el ´correrlos a garrotazos´. Estos ´frescos´ no tienen límite en su descarada desfachatez, y mientras tratan de sobrevivir encaramados en su efímero castillo de naipes, nos azotan los oídos, una y otra vez, con su coral polifónica de rebuznos destemplados; con sus lerdos discursos pseudo pedagógicos…; con sus palabras vacías y muertas, expelidas sin mesura por un músculo bucinador, convertido en esfínter.
Se han apoltronado con sus culos embadurnados con ´Loctite´, y harán lo imposible por no bajarse del carro, máxime ahora que con su ineptitud han dejado a España hecha unos zorros, y ponerse a buscar trabajo en el mundo real, se ha convertido en una misión poco menos que imposible. Porque no todos, todas y ´todes´ tienen ganada una oposición a la Abogacía del Estado, y pueden volver cuando quieran a su antiguo puesto. Todo lo más, regresar de ´palanganero´ al ´jardín del edén´.
No hablaré más de ´los mariscales´, esos que buscarán como desesperados el coche oficial y el sillón pensionado, allende las fronteras; no hablaré de ellos, sino de la ´tropa´. De esos que desesperados buscarán ´un lugar bajo el sol´ de la Administración Pública, desde donde poder seguir mamando vitaliciamente de los pezones del Estado; pero lo malo no es solo eso, sino que además, por el camino, presuntamente irán colocando a esposas y ´amigas´, maridos, hijos, cuñados, y sobrinos, convirtiendo el suelo patrio en un ´colocadero´; una auténtica orgía endogámica bananera; la banda del ´wor perfe´ 2.0.
Los israelitas durante su travesía por el desierto, al menos tuvieron el “maná” que les iba cayendo del cielo; sin embargo, los españoles, llevamos ya demasiado tiempo bajo un cielo marrón con diarrea, que seguramente alguien achacará al ´cambio climático´ que el país mal flote en un mar de mierda.
¿Indignado? ¡No!… ¡Más bien hasta los cojones!