Esta repugnante manera que tienen determinados medios de comunicación, de utilizar pérfidamente las medias verdades, que siempre son las peores mentiras, ha traído a mi memoria la anécdota ocurrida en Manila, cuando el papa Juan Pablo II visitó Filipinas, y nada más bajar de la escalerilla del avión, una avispada periodista le puso delante la ´alcachofa´, preguntándole: – ´¿Qué opina su santidad de los burdeles de Manila?´, a lo que el buen Juan Pablo II, sorprendido, respondió ingenuamente: – ´¿Es que hay burdeles en Manila?.
Al día siguiente, un titular ocupaba la primera plana de algunos de los principales periódicos de Manila: “JUAN PABLO II, NADA MÁS PISAR SUELO FILIPINO, LO PRIMERO QUE HIZO FUE PREGUNTAR SI HABÍAN BURDELES EN MANILA”.
La verdad es que raya lo obsceno la capacidad de desinformación y tergiversación que tienen aquellos que han vendido su alma por cuatro subvenciones y dos caricias en el lomo, como las que se da a un perro mientras se le dice ´buen chico; buen chico´.
En el fondo estos ´plumillas´ de tres al cuarto, tienen la suerte de que en oficio periodístico serio aún prive el corporativista principio de ´perro no come carne de perro´.
Qué vergüenza; qué pena; qué lejos quedan las palabras de Peter Stano, actual portavoz de Exteriores de la Unión Europea, cuando en abril de 2020 declaró que RESTRINGIR LA LIBERTAD DE PRENSA O INFORMACIÓN EN NOMBRE DE LA LUCHA CONTRA LAS ‘FAKE NEWS’ ES ALGO QUE BRUSELAS NO PERMITIRÁ… ¡Me parto! ¡Reír por no llorar! ¡Una vez más, la excepción ibérica con denominación de origen, al servicio de ´Su Sanchidad´.
A lo que se ve, Peter Stano no habla ni entiende el español más allá de la palabra ´paella´: