Nos pasamos la vida aguardando un momento, o un mañana; el esperado café; la visita que se vaya; la carrera del domingo; la película del fin de semana.
O tal vez, unos ojos que nos miren…; una mirada; el comienzo de una aventura imaginaria.
Ilusiones artificiales y programadas que nos empujen adelante, a vivir, a luchar, a soñar, inmersos en un agridulce vaivén de emociones, éxitos y fracasos, desengaños y esperanzas.
Al final, tan solo somos seres; espíritus inconscientes encerrados en cuerpos carceleros, en una irrealidad latente que nos ciega y engaña, mientras llega el día en que del hueco repetir de las palabras, nazca un desgarrador sonido gutural que ya no nos dirá nada.