¿Recuerdan ustedes a la diputada comunista chilena Camila Vallejo, la que dice que “la pedofilia es un derecho a recuperar”, y que “el feto es un parásito en el vientre de la mujer”, entre otras barbaridades…?
Esta individua –no me atrevo a llamarla señora-, era y es comunista, y no engañaba a nadie, escondiéndose detrás de Unidas Podemos, sino que se presenta a las elecciones como “Candidata por el Partido Comunista de Chile”.
Y no solo obtiene un escaño –la sociedad chilena debe de estar tan mal como la española-, sino que ahora mismo es ministra secretaria del gobierno, que de cualquier cargo o función hacen un ministerio, para dar acomodo y buenos sueldos, coches oficiales, escoltas, etc., a los suyos.
Vive en un país regido por los comunistas (¡pobre Chile!), y aquí vamos por el mismo camino.
Leo en esa portería universal que es internet, que se casó o junto con un varón, y tuvo un hijo o hija, con lo cual en la práctica hace lo contrario de lo que predica…
Igual que Irene Montero, que tiene tres hijos, por ahora.
Y ambas son de edades similares, alrededor de los 35 años.
Obviamente, anda ya divorciada o separada de su pareja, pues a este tipo de mujeres no hay quien las aguante, tal es la diarrea mental que llevan, con su empoderamiento y la madre que las parió.
Irene Montero declaró el pasado 21 de septiembre, y en sede parlamentaria, lo siguiente:
“Todos los niños, las niñas y les niñes de este país, tienen derecho a conocer su propio cuerpo, a saber que ningún adulto puede tocar su cuerpo si ellos no quieren, y que eso es una forma de violencia. Tienen derecho a conocer que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana, basadas eso sí en el consentimiento”.
Por cierto, y ahora que no nos oye nadie, confieso mi total ignorancia, ante tal académica de la lengua, pues desconozco quienes son les niñes…
¿Alguien lo sabe?
Camila Vallejo, militante de las juventudes comunistas de Chile, fue dirigente estudiantil en la universidad, llegando a presidir la federación de estudiantes universitarios, dando el salto posteriormente a un escaño.
Y ahora, con el gobierno comunista, a un ministerio.
Irene Montero, en cambio, medró desde su trabajo de cajera de supermercado, en paro, arrimándose al macho alfa de la manada podemita, Pablo Iglesias, de una forma digamos más cómoda y tranquila, al estilo tradicional de la mujer de derechas, de toda la vida, que lo que consigue es gracias a su marido o pareja.
¡No todas, por supuesto!
Camila Vallejo publicó un libro, “Podemos cambiar el mundo”, e Irene Montero es posible que acabe escribiendo otro similar, que podría titularse perfectamente: “Pudimos cambiar el mundo, pero no cambiamos nada”.
Bueno, sí, han cambiado su estatus social, su nivel de vida, su piso de barrio por un super chalet de lujo en una zona residencial, fuertemente protegido por las fuerzas de seguridad del estado, que hay muchos okupas y mangantes por ahí…
Digamos que ambas han prosperado mucho en la vida, alcanzado un ministerio, donde colocar a sus amiguetes y correligionarios, como altos cargos (bueno, en realidad, altas cargas), personal de confianza, asesores, con coches oficiales, chóferes, escoltas, etc.
Todo sea por esos “pobres desgraciados” a los que dicen representar…
