UNA CUESTIÓN DE HUEVOS

¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?

¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?

¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Indudablemente, la gallina, ya que ésta no necesita de huevos para vivir, pero sin embargo es capaz de ponerlos e incubarlos. Por el contrario, un huevo necesita de una gallina que lo ponga e incube.

Los ateos, negacionistas de libro por mal que les pese, basándose en las especulaciones de su cofrade, el profesor John Brookfield, dicen que primero fue el huevo.

La teoría de Brookfield se basa en que el organismo vivo en el interior del huevo tenía el mismo ADN que la gallina en la que luego se convertiría. ¡Elemental querido Watson!… ¿Y…? ¿Qué esperaba Brookfield, que el ADN del huevo de gallina no coincidiera con el de una gallina, sino con el de un besugo?

Francamente, la afirmación de Brookfield es de perogrullo, sin embargo ha conseguido emocionar a toda la comunidad atea hasta el paroxismo. Será porque cada vez tienen menos clavos a los que cogerse.

LA YEMA DE LA CUESTIÓN.

Para los creyentes, primero fue la gallina, y cuando se le pregunta a éstos de dónde salió la gallina, responden que la gallina, o el antepasado del que ha evolucionado hasta llegar a ser gallina, fue una creación directa de Dios:

“Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente, los que serpean, de los que bullen las aguas por sus especies, y todas las aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien”. Génesis, 1:21.

Por el contrario, cuando se le pregunta a los ateos de dónde salió el primer huevo que dio lugar a la primera gallina, y quién lo incubó, no saben, no contestan. Normal.

EL MAGO EXHIBICIONISTA Y EL HUEVO ESCAPISTA: HISTORIA DE UN DESENCUENTRO.

No saben ni contestan, porque el propio profesor John Brookfield, tampoco ha sabido explicar de dónde sale el huevo. Sin embargo, tan solo es un problema de tiempo que algún ateo espabilado diga que el primer huevo salió de la bragueta abierta de un mago. Un mago ateo y exhibicionista, por supuesto.

Hasta hace poco los descreídos y sus mariachis decían que el Universo no lo creó nadie porque siempre había estado ahí. Sin embargo, cuando a mediados  del siglo XX los científicos descubren que el Universo no es eterno, sino que apareció de la nada y con un diseño inteligente, hace entre 13.761 y 13.835 millones de años, los ateos callan; y si les preguntas cómo puede salir “algo” de “nada”, no saben, no contestan.

EL PAR DE HUEVOS DE COMPTÓN.

Francamente, intelectualmente hablando, Dios como respuesta, así como el Creacionismo descrito metafóricamente en la Biblia,  se me antoja bastante más racional y coherente, que los dogmáticos huevos mágicos del credo ateo.

Para mí, la Creación del Universo y todo lo que contiene, cuadra con la versión literaria expuesta en el Génesis de la Biblia; y no siento el mínimo rubor en hacer mías las palabras del PREMIO NOBEL DE FÍSICA, ARTHUR COMPTON: «No me cuesta tener esa fe, porque el orden e inteligencia del cosmos dan testimonio de la más sublime declaración jamás hecha: “En el principio creó Dios…”»

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Autor

Antonio Gil-Terrón Puchades

Antonio Gil-Terrón Puchades (Valencia 1954), poeta, articulista, y ensayista. En la década de los 90 fue columnista de opinión del diario LEVANTE, el periódico LAS PROVINCIAS, y crítico literario de la revista NIGHT. En 1994 le fue concedido el 1º Premio Nacional de Prensa Escrita “Círculo Ahumada”. Ha sido presidente durante más de diez años de la emisora “Inter Valencia Radio 97.7 FM”, y del grupo multimedia de la revista Economía 3. Tiene publicados ocho libros, y ha colaborado en seis. Actualmente escribe en Periodista Digital.

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