En el Nuevo Testamento no existe ni una sola condena del suicidio

¿Compró Judas la cuerda con la que se ahorcó, en un comercio de los chinos, o la pidió por AliExpres?

Por qué éste ha sido considerado tradicionalmente por la Iglesia Católica, como uno de los peores actos contra el Cielo

¿Compró Judas la cuerda con la que se ahorcó, en un comercio de los chinos, o la pidió por AliExpres?

En el Nuevo Testamento no existe ninguna referencia al suicidio, salvo la que cuenta Mateo, [27: 3:-8] al narrar el fin de Judas Iscariote:

«Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, fue y se ahorcó». Mateo, 27: 3-5.

Curiosamente en Lucas, Juan, y Marcos, no se menciona nada del suicidio de Judas. Por otro lado, si leemos lo relatado en Hechos [1:18], vemos que el evangelista no habla de suicidio, sino de accidente, o -si lo prefieren- de castigo divino:

«Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron». Hechos 1:18.

DOCTORES TIENE LA IGLESIA, Y MALABARISTAS LOS CIRCOS

Los sabios doctores de la Iglesia, que han intentado dar una explicación ante tamaña contradicción, no se han cortado un ápice a la hora de intentar cuadrar el círculo, dando una explicación que no sólo raya lo bufo, sino que lo traspasa con creces. Así vemos que la docta dilucidación proporcionada, consiste en que «la cuerda utilizada era de mala calidad, y que al intentar ahorcarse, ésta se rompió cayendo Judas de cabeza contra el suelo, y desparramándosele todos los intestinos.

Claro que para que esa versión fuese válida, Judas tuvo que haber comprado la cuerda en un “todo a cien” de los chinos, dar una voltereta en el aire para poder caer de cabeza, y -en el último momento- volver a dar una segunda voltereta buscando caer de panza, para que -en lugar de sus sesos- se desparramasen por el suelo sus intestinos. En fin, doctores tiene la Iglesia, y malabaristas los circos; aunque a veces exista intrusismo.

PARA ´POTAR´ HASTA LOS CALOSTROS

Existe una tercera versión, bastante más repugnante, sobre la muerte de Judas, que les recomiendo que no la lean ahora, sí acaban de comer.

Esta vomitiva versión la narra San Papías, obispo de Hierápolis en el siglo II. Según él, al querer ahorcarse Judas, “la cuerda se cortó antes de asfixiarlo y así pudo salvarse. Pero más tarde contrajo una enfermedad, y se hinchó tanto que no podía pasar ni siquiera por donde pasaba normalmente un carro”; vamos, que sí te lo encontrabas de frente por la calle, era más fácil saltarlo que rodearlo. Pero San Papías, empeñado en revolver las tripas de su público, continuaba diciendo:

“Su cabeza y sus párpados se inflamaron de tal manera que no podía ver, y ni los médicos podían encontrarle los ojos. De sus partes íntimas le salían gusanos y pus. Y después de unos atroces tormentos, murió en una finca suya. Cuantos pasaban por allí cerca debían taparse la nariz debido al mal olor que salía”.

En cualquier caso, repito, en el Nuevo Testamento no aparece ninguna condena explícita del suicidio, ya que en el caso de Judas no se contempla el aparente suicidio como un pecado, sino como el “merecido castigo” que se auto infringe el autor de éste, tras arrepentirse de su actuación.

Si en el Nuevo Testamento no existe ni una sola condena del suicidio, por qué éste ha sido considerado tradicionalmente por la Iglesia Católica, como uno de los peores actos contra el Cielo, hasta el punto que durante siglos se le ha negado al suicida su entierro en campo santo, amén de dogmatizar sobre su condena eterna en el Infierno.

¿Porqué así se dice en el Antiguo Testamento?… ¡Pues va ser que tampoco!  Pero de eso hablaré otro día.

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Autor

Antonio Gil-Terrón Puchades

Antonio Gil-Terrón Puchades (Valencia 1954), poeta, articulista, y ensayista. En la década de los 90 fue columnista de opinión del diario LEVANTE, el periódico LAS PROVINCIAS, y crítico literario de la revista NIGHT. En 1994 le fue concedido el 1º Premio Nacional de Prensa Escrita “Círculo Ahumada”. Ha sido presidente durante más de diez años de la emisora “Inter Valencia Radio 97.7 FM”, y del grupo multimedia de la revista Economía 3. Tiene publicados ocho libros, y ha colaborado en seis. Actualmente escribe en Periodista Digital.

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