La primera reglamentación de la Historia, sobre los burdeles

La prostituta que trepó a los altares

La prostituta que trepó a los altares

La emperatriz Teodora [500-548], santa para la Iglesia Ortodoxa,  había sido prostituta   antes de casarse con el Emperador Justiniano, y a su imperial persona se debe la primera ley conocida sobre el aborto, así como la primera reglamentación sobre los burdeles, para los que se estableció que debían de ser regentados por las propias trabajadoras; este reglamento fue el primer antecedente histórico del oficio de «madame».

Aparte de sus escarceos legislativos, la meretriz emperatriz Teodora, marraneó todo lo que pudo, y más, dentro la Iglesia; así forzó la destitución y destierro del papa legítimo Silverio I [hijo del Papa Hormisdas] en favor de su protegido el obispo Vigilio.

Fue el general bizantino Belisario el encargado de la sacrílega encomienda; éste entró por la fuerza en los aposentos pontificios y tras desnudar a Silverio I de sus dignidades papales, lo degradó al rango de subdiácono [poco más que monaguillo], deportándolo a Patara, en Asia Menor. Posteriormente el nuevo Papa Vigilio, incómodo porque su antecesor respiraba, mandó que lo estrangulasen ´accidentalmente´.

Más tarde, el nuevo favorito de Teodora, el obispo Pelagio, fue elegido papa por recomendación de la pareja de baile ´JUSTINIANO & TEODORA – KILLER BAND´, obviamente tras el fallecimiento repentino del Papa Vigilio [que había perdido los favores de Teodora], el cual se había sentido indispuesto tras una cena aderezada con una dosis de veneno suficiente como para matar a un caballo percherón. Sin embargo, la elección del Papa Pelagio no fue fácil, ya que un número indeterminado de obispos de Roma veían en él al responsable del asesinato del Papa Vigilio. Tras la muerte ´accidental´ de los opositores al deseo imperial, pudo finalmente Pelagio ser consagrado como pontífice.

Al poco tiempo la gran jurista y musa inspiradora del «Corpus Iuris Civilis» del DERECHO ROMANO, la meretriz y pionera del aborto legal [otro día hablaré de ello], Teodora, fallecía en Constantinopla en el año 548. Con su desaparición, lo que el derecho positivo y el mundo de los ´putiferios´ perdían, ´LA JUSTICIA´ con mayúsculas,  lo ganaba.

NOTA: Todas las afirmaciones vertidas en el presente artículo se hallan perfectamente justificadas y documentadas en los libros “LA SOMBRA DE CAIFÁS – EL AMOR ARTICULADO”, ©Antonio Gil-Terrón, 2012 – ISBN: 978-84-615-7515-2, y en “EL VELO RASGADO”, ©Antonio Gil-Terrón, 2012 – ISBN: 978-84-615-9002-5.

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Autor

Antonio Gil-Terrón Puchades

Antonio Gil-Terrón Puchades (Valencia 1954), poeta, articulista, y ensayista. En la década de los 90 fue columnista de opinión del diario LEVANTE, el periódico LAS PROVINCIAS, y crítico literario de la revista NIGHT. En 1994 le fue concedido el 1º Premio Nacional de Prensa Escrita “Círculo Ahumada”. Ha sido presidente durante más de diez años de la emisora “Inter Valencia Radio 97.7 FM”, y del grupo multimedia de la revista Economía 3. Tiene publicados ocho libros, y ha colaborado en seis. Actualmente escribe en Periodista Digital.

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