Mis mejores deseos para el 2023, en el cual intuyo, por los sondeos de opinión, que las cosas van a comenzar a cambiar para mejor

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Tic-tac… tic-tac… El tiempo que le resta al sátrapa, ha comenzado su cuenta atrás

Pedro Sánchez (PSOE)
Pedro Sánchez (PSOE). PD

¿Se tomó usted las uvas de la suerte el año pasado para dar la bienvenida al 2022, tal y como manda la hortera y supersticiosa tradición? ¿Y qué tal? ¿Bien? ¿Ha tenido un buen año? ¿Le dieron mucha suerte las uvas?

Las uvas de la suerte son una falacia; la suerte no existe; el destino no deja de ser más que la justiciera consecuencia de nuestros actos; recogemos lo que sembramos, y a la vista de lo que llevamos recogiendo en los últimos años, mala siembra debimos hacer.

Hágame caso, y si le gustan las uvas pues cómase tranquilamente las que le apetezca, tres, seis, doce, o diecisiete; cómaselas a su ritmo, sin prisas, saboreándolas; pase de las ´fascistoides´ campanadas que intentarán marcar el ritmo de su glotis, en un esperpéntico espectáculo de mofletes desbocados, rezumantes de mosto, pellejos, pepitas y babas.

Hágame caso -de verdad-  hágame caso y siéntese cómodamente rodeado de las personas que realmente le importan, y poco antes de las 12 horas de la última noche del año, disfrute del placer de apagar el televisor; regálele a sus ojos y oídos unos minutos de paz y sosiego, y evítese la patética visión del incombustible personajillo que con sonrisa de caimán psicópata con capa, intentará engañarle de nuevo -como todos los años- una vez más.

Posiblemente la melopea etílica le haya desdibujado -a la mayoría- el pagano momento del fin de año pasado y en lo que han quedado todas las buenas venturas que vaticinaron los televisivos voceras; porque a la vista de lo cosechado durante el 2022, calladitos hubieran estado más monos.

Si durante el año 2023 tenemos que aguantar más de lo mismo, Dios no lo quiera, pues lo aguantaremos, pero con dignidad; y esta nochevieja, sino le gustan las uvas, pues nada, que el televisivo presentador se levante la capa y se las meta -una por una- por donde la espalda pierde su honroso nombre. Así no tendremos garantizado un año mejor, pero por lo menos comenzaremos el mismo con una sincera y serena sonrisa que será la antítesis a las artificiales carcajadas de las paganas víctimas del alcohol de garrafa, que entre serpentinas, matasuegras, confeti y olor a vómito y sobaco, darán el tradicional y esperpéntico espectáculo anual, en los lugares de costumbre.

En cualquier caso quiero desear a todos, mis mejores deseos para el 2023, en el que intuyo, por las encuestas, que las cosas van a comenzar a cambiar para mejor, y no porque lo merezcamos, sino porque pienso que ya hemos purgado suficiente.

Mis mejores deseos para 2023; de todo corazón y sin ningún tipo de interés bastardo, ya que al contrario que los tartufos televisivos, yo no cobro por felicitar el Año Nuevo.

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Autor

Antonio Gil-Terrón Puchades

Antonio Gil-Terrón Puchades (Valencia 1954), poeta, articulista, y ensayista. En la década de los 90 fue columnista de opinión del diario LEVANTE, el periódico LAS PROVINCIAS, y crítico literario de la revista NIGHT. En 1994 le fue concedido el 1º Premio Nacional de Prensa Escrita “Círculo Ahumada”. Ha sido presidente durante más de diez años de la emisora “Inter Valencia Radio 97.7 FM”, y del grupo multimedia de la revista Economía 3. Tiene publicados ocho libros, y ha colaborado en seis. Actualmente escribe en Periodista Digital.

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